Ernesto Larrondo 

En memoria a mis Padres

Coquimbo, febrero de 2022

Varias veces mi Padre me contó que a los once años le tocó recorrer los cerros de Valparaíso, en una ingrata tarea como era juntar flores silvestres para llevar a su Padre (mi abuelo paterno), que había fallecido en un accidente laboral en la Empresa El Mercurio de Valparaíso.
Así, Ernesto Arístides Larrondo Aljovín, queda huérfano de padre, siendo el mayor de cinco hermanos, situación que empeoraba su vida ya precaria, pues mi abuela, dueña de casa, quedó sin sustento para crianza y educación de sus hijos. Y como a veces es peor el remedio que la enfermedad, mi abuela, joven aún, ilusionada se casa de nuevo, pero le va mal en esta nueva relación, nacen 3 hermanos más.
Muchas veces me pregunté porqué mi Padre, siendo profesor de enseñanza básica hacía tantas cosas por los demás, y creo que siempre estuvo dando una mano de vuelta, después de haberse visto obligado en sus orígenes a “nadar contra la corriente” y devolver la ayuda que recibió para tener un lugar digno en este mundo.
Con el tiempo, se traslada con mi abuela y familia a Taltal, termina ahí lo que ahora sería enseñanza media, pero sin mayores perspectivas de continuar educándose. Afortunadamente, otras personas e instituciones vieron en él las ganas y capacidad para seguir adelante, y se va becado (con zapatos con cartones por dentro siempre me dijo), a estudiar para profesor en la Escuela Normal de Copiapó.
Lo que viene después, es de historietas, mi viejo viajando desde Antofagasta a Pedro de Valdivia como flamante profesor en una góndola propiedad del chancho barrios (misma empresa que más tarde se constituye en la exitosa empresa de transporte Flota Barrios), entremedio del tierral, huevos y pollos cocidos que llevaban los pasajeros, pero con mucha ilusión para ayudar a su Madre y Hermanos que quedaron en Antofagasta. Esto según él mismo cuenta en una de sus columnas “Pampa de Ayer” para la revista Moviteco (Revista pampina de Empresa Movitec).
A esa edad, calculo que, por los veinte, mi Padre ya destacaba además por sus virtudes artísticas, cantante melódico, de gran oído, y guitarrista, integrante del Grupo Melódico en la Escuela Normal, y como solista era primer número en radio minería de Antofagasta, le hacía incluso competencia a los mejores de ese momento,…..pero su deber estaba primero, su trabajo en la Pampa. Esto lo comento porque estas virtudes le sirvieron  mucho para ayudar también, como  el sin número de Festivales benéficos que organizó tanto en Pedro de Valdivia como en Vallenar, se juntaban dineros a través de Rotary Club en estos festivales para ir en ayuda de estudiantes que, teniendo las capacidades, les faltaba el recurso dinero.
Yo perdí la cuenta cuantos veranos pasé en Vallenar, que, siendo las vacaciones de mi viejo, organizó los festivales “Buscando la Mejor voz del Valle”, con finales a carpa llena, y con los artistas más connotados de ese entonces en chile. Que la sonora palacios, Luis Dimas, etc. cerraban esos festivales con Reina y todo incluido. Otros tantos realizó en Pedro de Valdivia, más de alguno recordará esas noches de Auditórium, donde mi Padre como animador y organizador, entretenía a medio Pedro varias noches, recaudando fondos con el mismo objetivo.  Ojo eso sí, que era importante lo de reunir lucas, pero para mi viejo era igual o más importante aún ver a las familias reunidas, entretenidas y en un espacio sano.
Fueron tantas cosas, a las finales mi hermano Karin, mi Madre y yo, nos acostumbramos a vivir con una rara mezcla de Profesor y Servidor Social eterno, nuestra casa en Washington 22, era permanentemente visitada al estilo Padrino, que la señora con el hijo enfermo que no tenía atención rápida en el hospital, otra que le faltaba para los pasajes por su familia tenía un duelo en el sur, que el Club de Huasos, qué el loco Apablaza quería subirse de nuevo al ring, que Don Julio Gómez, o Mauricio Camus, bailes, festivales, colectas….hasta con Don Francisco me encontré un día en la casa…..(mi viejo fue invitado a Teletón)…..tantas cosas como digo. Pero quiero hacer mención también a mi Madre, después de todo como dicen detrás de un Gran Hombre, siempre hay una Gran Mujer, sin su paciencia y comprensión, mi Padre no podría haber hecho lo mucho que hizo en la Pampa. 
Recién titulada como Profesora en la Escuela Normal de La Serena, llega por esos mismos años a Pedro de Valdivia Dionisia Ernestina Kong Fernández, Hija mayor de Jorge Kong Wong, chino cantonés que llega a chile en tiempos de la revolución china, se casa con mi abuela materna Ester Fernández para formar una familia con doce hijos (de los pasados por libreta jaja). A mi madre la crió su abuela, y tampoco le salió fácil. Con especialidad en Música, pianista, directora de coros, bailarina de ballet y cuanto más. 
Entre ambos, mis padres, sumaron mas de un siglo dedicado a la educación y ayuda en la Pampa. Posteriormente, muchas de las profesoras que pasaron por la Escuela Superior de Niñas número 24 se ubicaron exitosamente como docentes y directoras en escuelas de Antofagasta.
Se me hace difícil hacer un orden cronológico, y poder recordar en detalle, pero les voy a contar una infidencia para graficar la abnegación de mi viejo por atender de todo y a todos….. él tenía su sillón favorito en nuestro living, con su teléfono al lado….pero además….pidió que le instalaran un teléfono en el baño…sii….en el baño, para así estar siempre disponible, obviamente además que el que tenía junto a su cama.
Pasó también por SQM a cargo del Departamento de Acción Social, después que por orden médica tuvo que dejar su trabajo como Profesor, le vino una mala (nunca supe muy bien porque), y lo afectó una hemiplejia de la que libró relativamente bien. Pero nunca se quedó quieto, después de dejar SQM, siguió en una pega medio romántica arriba de su Citroneta, ahí se ganaba unas lucas y también ayudaba a la comunidad, como una vez que llegó a la Pulpería un chancho en mal estado, y mi viejo recorría por todo Pedro informando por parlantes que no se comieran el chancho.
 Sus discursos en actos y veladas sociales, corresponsal radial para radios capitalinas, columnista en la Voz del Toqui, Revista Moviteco, Relator en radio, su trayectoria como profesor y director de la Escuela Superior de Hombres número 31, su entrega incansable….incluso una biblioteca de un colegio en Santiago lleva su nombre.
Cuando tuvimos que dejar Pedro de Valdivia, y ya no quedaba nadie, hasta mi Madre y Hermano ya habían viajado……sólo quedábamos mi viejo, yo y los pacos (con respeto lo digo),… recuerdo a mi viejo en su sillón, al lado de su teléfono, el pobre se negaba a la realidad, y me decía que en cualquier momento le darían la contraorden para quedarse en Pedro….. tenía la Pampa entre sus venas…
Recuerdo con gran amor a mi Madre y hermano, pero a mi Padre….. ahora que no está, me doy cuenta el gran hombre que fue….sigo sus pasos con mucha humildad eso sí, y en una escala menor, ayudando al prójimo en la medida que puedo, mis honores Viejo Querido!

Ernesto Larrondo Kong