Tomas Simunovic Domic
Croata salitrero durante 50 años
 

Recuerdos de sus hijas Vesna, Ana María
y de su hijo Tomás Simunovic Radman


Resumen de 50 años en el lugar más seco del mundo


María Elena es el lugar mas seco del mundo, con solo 15% de humedad relativa – igual a la registrada por el Curiosity en la superficie de Marte. Eso estableció en 2014 una investigación realizada por la Universidad Católica de Chile y dirigida por el biólogo Rafael Vicuña, y se debe a la fuerte radiación solar y alta presencia de viento en las tardes, a la vez que a la ausencia de camanchaca y nubes.

¿Como ocurrió que el croata Tomás Simunovic Domic llegara a ejecutivo máximo y director de la Soquimich en el desierto nortino, luego de 50 años de servicios y partiendo de una humilde familia de inmigrantes croatas?

¿Por que motivo fué un personaje a la vez respetado y querido por los trabajadores de esa empresa en María Elena, Tocopilla, Coya y Pedro de Valdivia?

¿Como contribuyó a solucionar los problemas de todo tipo que implicaba el fuerte aislamiento logístico y social de los campamentos salitreros?

¿Como logró con su esposa que su casa de puertas abiertas y sin llave fuera un hospitalario hogar donde llegaban obreros, autoridades y altos ejecutivos de Chile y el mundo? 

El hecho es que después de esos 50 años no solo formó una sólida familia dando a sus hijas e hijo la oportunidad de estudiar en los mejores colegios privados de la época, sino también llevó la experiencia, conocimiento y capacidad de gestión de los pioneros del salitre a las nuevas generaciones que hoy están a cargo de Soquimich, empresa privada y pujante que ha sabido  colocar en los mercados del mundo la riqueza de la minería no metálica de la pampa.

Dracevica en la isla de Brac, ciudad natal de Tomas Simunovic Domic.

 

Restos de antigua casa en Brac.

 

  Navegando entre islas.

 

Origenes de la familia en Croacia


Don Tomás nació el 29 de noviembre de 1919 en el pueblo de Dracevica en la isla croata de Brac. Sus padre fue Krsto Simunovic Jacksic, uno de 15 hermanos y hermanas, también de Dracevica y su madre fue Dominga Domic, de un pueblo cercano a Dracevica, llamado         Lozisce, todos de familias profundamente católicas. Ya tenía un hermano mayor, Antonio, y mas adelante la familia se completó en Chile con su hermana Ana María y el hermano menor, Jure (Pedro) Simunovic. 

Los Simunovic habían vivido por generaciones en esta isla donde predominaban las rocas y la piedra laja, con aguas templadas y transparentes, sustentandose en la agricultura y la pesca como hasta hoy, a lo que se ha sumado el turismo. Los croatas construian sus casas en piedra laja, muchas de ellas continuan en pie hoy día, y acostumbraban a navegar entre las islas como los habitantes de Chiloé en Chile. Otras familias vivían de esta forma y recientemente vimos un reportaje televisivo donde una descendiente de croatas nacida en Chile es recibida con desconfianza por sus cercanos actuales parientes asumiendo que viene a reclamar derechos de herencia, ya que son nietos de emigrantes. La cultura croata implica que el varón lleva a cabo las tareas pesadas y la dama se preocupe del hogar y de los niños. Al almorzar, la mujer prioriza atender a su marido permaneciendo de pie, y después se preocupa de su propia alimentación. 

El origen de Croacia se perfila hacia el año 500 AC bajo Dario el Grande, rey de los persas. De ahí en adelante se va incrementando el sentido de identidad croata en esta region donde se dan encuentro la Europa Central con la Meridional: el idioma y las costumbres, resistiendo constantemente los croatas las invasiones de romanos, húngaros, turcos y austríacos amparados en parte por la difícil topografía montañosa de las antiguas provincias romanas de Dalmacia y Panonia en las costas del mar Adriático. Hacia 1671 cayó bajo el dominio del gobierno militar de Austria, situación que se prolongó por  más de dos siglos siendo constantemente resistida por Croacia y los países eslavos a través de revueltas anti-austríacas y anti-húngaras. Pero con el término de la primera Guerra Mundial en 1918 Croacia quedó sometida a Alejandro I, rey de los serbios que habían vencido como parte de la Triple Entente , y las persecuciones continuaron motivando el éxodo clandestino principalmente hacia América de croatas que habían luchado junto a los alemanes del lado austrohúngaro contrario a Serbia. Eso estaba ocurriendo en la época en que emigró Krsto a Australia, cuando ya había nacido su hijo Antonio. Los conflictos continuaron por décadas, culminando en una guerra contra los serbios que finalmente ganaron los croatas siendo reconocidos como nación en 1992.
 
La primera guerra mundial se inició en 1914 en Sarajevo cuando un terrorista serbobosnio asesinó al archiduque austríaco Francisco Fernando y su esposa húngara Sofía Chotek. Era el Príncipe Imperial de Austria y Principe Real de Hungría y Bohemia. Las relaciones en la zona ya estaban tensas debido a la alianza de Serbia con la Triple Entente, por lo que el asesinato se relacionó con los enemigos de este Imperio. Austria-Hungría y el Imperio Alemán liderado por el Kaiser Guillermo declararon la Guerra a Serbia y Bosnia, lo que provocó declaraciones de Guerra en cadena en gran escala debido a las alianzas previas y a las  posibilidades de movilización que proporcionaban  las nuevas tecnologías existentes como el ferrocarril. Los Aliados que formaron  la Triple Entente fueron: Rusia, Reino Unido con sus territorios de ultramar, y Francia. Se le unieron después Italia, Estados Unidos y el Reino de Serbia, vecino de Croacia, que era la retaguardia del Imperio Austro-Húngaro. 42 millones de soldados fueron movilizados por parte de los Aliados, que sufrieron 5 millones de muertos y 12 millones de heridos. 
Krsto era aventurero y había regresado hacía poco con algún dinero desde Australia, hacia donde había emigrado pioneramente debido a la permanente amenaza de guerra y a la devastación que provocó la peste de filoxera en las viñas de la isla.Los varones croatas debieron participar en las operaciones bélicas del lado del Imperio Austro-Húngaro, incluso contra Serbia. Fué el caso de Krsto Simunovic que fué reclutado a la fuerza por un grupo de soldados aprovechando éstos de llevarse una gran cantidad de víveres desde su hogar. Uno de sus hermanos que se había escondido tras una pandereta en ese momento para no ir al frente se asomó y recibió un tiro mortal de los reclutadores. Para suerte de Domica los soldados no descubrieron su bodega subterranea donde guardaba trigo y víveres y tampoco un reloj de oro que había heredado de su suegro. Ya en el frente, Krsto estuvo meses en trincheras y cuevas, comiendo pan duro y carne de caballos que encontraban muertos en el frente. En los hospitales de campaña aprendió técnicas de reanimación cardiaca y primeros auxilios en general ayudando a los numerosos heridos de Guerra. 

 

Krsto regresó a Croacia del frente de batalla cuando ya había nacido su segundo hijo Tomás. Había un grupo de niños esperando a sus padres cuando llegó Krsto, y él reconoció de inmediato a los suyos entre muchos otros. Alcanzó a estar poco tiempo con ellos ya que la paz alcanzada en Verdún era frágil y se murmuraba de otra guerra. Por este motivo el tomó la determinación de emigrar nuevamente, esta vez a Chile. Para ello regaló el reloj de oro que guardaba Domica al capitán de la nave que lo trajo, y llegó al puerto de embarque con varias capas de ropa puesta a fin de evitar usar maleta que revelara sus intenciones de viajar. Trabajó además a bordo como parte de la tripulación. Después de la gran Guerra de 1914 desaparecieron en Brac además las vides de uva afectadas por la filoxera, peste sin remedio en esa época. 

Entretanto Domica subsistió gracias a la ayuda de sus numerosos cuñados y cuñadas y sus esposas y además horneaba pan y pastas con su trigo. Tenía además olivos de donde extraia aceite. Canjeaba aceitunas e higos por pescados. 

 

Para comprender mejor el contexto de esos tiempos es interesante visitar www.memoriachilena.cl  donde el libro “Los Croatas, El Salitre y Tarapacá” de Vjera Zlatar Monton revisa los acontecimientos que desataron la emigración croata. 

Krsto trabajó en el hospital de Antofagasta donde, sin ser medico, enseñó las técnicas quirúrgicas de urgencia que había aprendido durante la guerra en en los precarios hospitales de campaña en Europa. También sanaba caballos, lo que era parte de su herencia de conocimientos de guerra. Decidió radicarse definitivamente en Chile. Krsto pidió a Domica a través de amigos  que viajara a Chile a reunirse con él en tiempos que no estaba permitido salir de Croacia. Había saqueos por parte de soldados serbios y convulsión en su país natal. Domica, de madrugada, cerró su casa con llave y salió con sus dos hijos, Antonio y Tomás, ya de 5 años, en burro, con una bolsa en actitud de comprar pan, pero su propósito era embarcarse hacia América. Ya a bordo, sus grandes ojos celestes y su erguida estampa vieron por última vez a la Croacia donde habían derramado muchas lágrimas en ausencia de Krsto. 


Krsto Simunovic, padre de don Tomás, a las trincheras.

Hombre fornido y de fuerte carácter.

Lozisca, pueblo natal de Dominga Domic Rakela, madre de don Tomás.

Lozisca.

Desde Croacia a Antofagasta 

 Krsto prueba suerte en Australia, regresa a Croacia, va al frente y  terminada la Primera Guerra Mundial  se dirige a Chile donde se establece en Antofagasta, siguiendo la corriente creada por  otros croatas 50 años antes.
 Entre otros don Pascual Baburizza, nacido en Dubrovnic en 1875 y que llegó a ser el nuevo “rey del salitre” después de Mr. North en Chile. (Su casa es el museo de arte Pascual Baburizza en Valparaíso)

 

Don Tomás recordaba que para embarcarse en Brac con sus 5 años de edad llegaron al puerto en burro. El fiel animal se mantuvo esperando a su amo pero fué Tomás el que finalmente le propinó una patada para que se alejara.

La travesía a Sudamérica era larga, agotadora e incierta debido a las corrientes marinas y factores climáticos.

En ese trayecto enfermó Tomás de difteria, enfermedad muy contagiosa y letal que ponía en riesgo la vida del resto de los viajeros y que hubiera obligado al capitán a aislarlo de su familia para proteger a los pasajeros, debiendo por reglamento lanzarlo al mar en caso de fallecer. Su valiente madre Domica lo mantuvo escondido y lo cuidó hasta que se recuperó sin que hubiera mas contagios.

Luego de cruzar el temido Cabo de Hornos varios parientes Simunovic que también viajaban a escondidas se quedaron en Punta Arenas, ya fuera por tener contactos o por no querer continuar con la penosa navegación. Algunos descendientes son hoy prósperos empresarios de esa zona.

Así llegó Domica a Antofagasta que era una pequeña ciudad costera y próspero centro logístico para las operaciones mineras del interior. Había sido el puerto de desembarco de las tropas chilenas en 1979 en la Guerra del Pacífico; el muelle donde ésto ocurrió aún existe y está bien conservado.

Cuenta Jure (Pedro), hermano menor de don Tomás: “ Los croatas que se atrevieron a dejarlo todo y emigrar eran gente de caracter fuerte que había vivido los horrores de la primera guerra mundial en las trincheras por el bando austro-húngaro perdedor y llevado una vida muy dura y opresiva en Croacia bajo la tiranía de los serbios. La historia misma de Croacia es por siglos un constante defenderse de romanos, turcos otomanos y otros. Croacia vivió después de la Guerra un regimen forzado y opresivo al ser anexado a la fuerza a la triunfante Serbia para formar Yugoslavia, figura también forzada que perduró después por 70 años, gran parte bajo el férreo liderazgo del mariscal Tito.Ya en Antofagasta les llamaban despectivamente “austríacos expatriados”, desarrollando actividades muy básicas en servicios que otros no querían prestar.”

Añade Jure: “ Y por su misma historia son vivos, cuidado con ellos, no les quedaba otra. También son cosa seria en la acción: si hay que hacer algo, lo hacen.Ya en Chile formaron su comunidad para ayudarse y protegerse pero era también frecuente que los procedentes de una isla discutieran con los que procedían de otra isla.  El interior de Antofagasta era en esos tiempos una especie de Far West desde el punto de vista de la justicia, se viajaba armado y vivía armado. Mas de cien  de esas armas fueron quedando en el almacén de Krsto como fianza por botellas de vino y otros, no siendo nunca reclamadas por sus dueños. Un día un croata de gran estatura lo desafió a pelear. No tuvo en cuenta que se enfrentaría a un ex combatiente de del frente de batalla. El día del combate el croata desafiante se sorprendió con un fuerte y decidido Krsto que además de propinarle una paliza le persiguió por más de dos cuadras. Así era la vida en esos tiempos, la justicia funcionaba poco. Era conocida por ejemplo la historia de El Canalla quien fué encarcelado luego de acuchillar a su esposa y salió millonario de la cárcel debido a que desde ahí dirigió el contrabando que se llevaba a cabo por La Chimba”.

 

De a poco pusieron en marcha un pequeño almacén en la calle Esmeralda con Riquelme.Era habitual que la vivienda fuera contigua al almacén.

Ahí llegaron al mundo los hermanos “chilenos” de Tomás: Ana María en 1930 y Jure en 1932. Krsto fué siempre muy estricto con sus hijos y de personalidad muy fuerte.

            Krsto no estaba solo en Antofagasta. También llegó la más querida de sus 15 hermanos y hermanas, Jerónima,  que formó familia con Esteban Skarmeta, también croata . Con él tuvieron 2 hijos. Uno de los cuales fué Antonio Skarmeta Simunovic, padre de nuestro Premio Nacional de Literatura, Esteban Antonio Skarmeta Vranicic. Y también llegó Mateo Domic, hermano de Dominga, quien se estableció con una botillería. Cuenta Jure: “Esteban era también “polvorita”, estallaba con facilidad al igual que varios paisanos, inclusive Jure e inclusive Tomás cuando lo molestaban. Nos visitaba y nos enseñaba juegos. Le gustaban los gnoccis que hacía mi mamá Domica. Mateo se sentaba siempre en una silla al revés, con el respaldo hacia adelante. Esteban, Mateo y mi papá Krzto y su amigo Sapunar, que después se fué a trabajar a Sierra Gorda, se sentaban en cajones en el patio, conversaban y jugaban tejo”.

 

  • Estudiando y trabajando en Antofagasta


Tomás se formó en el Liceo de Hombres de Antofagasta, que era fiscal y gratuito. Estaba cerca de su casa y también a cuatro cuadras de de ahí vivía una señora que tenía burros.

Cuenta su hermano Jure (Pedro): “Tomás salía con las burras a los cerros y las ordeñaba frente a sus clientes vendiendo la leche fresca en tiestos. Jure fué criado con esa leche de burra. También había una panadería a dos cuadras de la casa. Con el tiempo Tomás cambió el negocio de la leche por el negocio del pan. Debía entonces de madrugada a atrapar los caballos de la panadería y engancharlos a la carreta para salir a repartir el pan. Dos estibadores del Puerto que vivían en el sector solían robarle pan, pero Tomás fué creciendo y un buen día encaró a los rudos ladrones, los golpeó y persiguió, nunca mas lo molestaron. De tanto perseguir caballos por los cerros y trabajar con ellos repartiendo pan, se transformó en un muy buen atleta en carreras. Sanso Salgado, profesor de gimnasia, se quería llevar a Tomás al Barros Arana en Santiago. Eramos buenos para el basketball, fué un acontecimiento cuando posteriormente nuestro Liceo derrotó al equipo de basketball de la Universidad Católica en el estadio Sokol de  Antofagasta.Recuerdo haber visto después a Tomás en el Club Hípico de Santiago compitiendo con zapatillas de clavos por su Universidad.”

Alumno brillante pese al desgaste que le significaba trabajar para ayudar a su familia, fué recomendado para continuar sus estudios en la Universidad Católica de Chile en Santiago, donde eligió la especialidad de Ingeniería Civil Eléctrica.

El almacén no daba lo suficiente para educar a tres hijos. 

Antonio no estudió pero se dedicó a repartir la prensa de la época. Jure, nacido en 1932, fue uno de los 3 mejores bachilleratos de Antofagasta y fue aceptado en 1950 en Ingeniería Comercial de la Pontificia Universidad cartólica en Santiago. Después tuvo una brillante carrera de 25 años en CAP. El estuvo en permanente búsqueda espiritual, siendo siempre un gran lector.          

Tomas Simunovic

Pedro (Jure) Simunovic    

Ana Simunovic Domic

Estudiando y trabajando en Santiago 

Dadas sus condiciones fué aceptado en dicha Universidad y la familia optó por apoyarlo parcialmente con los escasos recursos disponibles dados sus logros y el empuje que había demostrado para financiarse. Su padre, Krzto, quería que Tomás aportara su talento para ayudarle en el almacén. Pero Domica, su mama, tenía planes mas ambiciosos y había ahorrado secretamente poco a poco para ayudar a uno de sus hijos si éste demostraba capacidad para los estudios. Por ser el segundo, le correspondió a Tomás. Antonio, el hermano mayor, puso un kiosko de diarios en Santiago y repartía periódicosen bicicleta cada madrugada  hasta morir atropellado mientras cumplía su labor, al igual que lo ocurrió años mas tarde a su hijo Antonio. Posteriormente su hermano Pedro (Jure) destacó de igual forma que Tomás y pese a los mermados ingresos de la familia se las arregló también para completer estudios en el ámbito financiero, alcanzando con los años altos cargos en la acerera CAP. 

            Tomás llegó inicialmente a la casa de una familia croata amiga en Santiago y en cuanto pudo comenzó a hacer clases para financiarse. Le fue bien pese a la demanda de tiempo que significaban sus exigentes estudios, pudiendo entonces establecerse independientemente en una pension. 

Logró aprobar todos sus ramos año a año durante los largos 6 años de la Carrera de Ingeniería Civil Eléctrica. Aislado de su familia, sin red de apoyo, tuvo la fortaleza de resistir y salir adelante compitiendo con otros alumnos que residían en Santiago y provenían de colegios y liceos de renombre.  Ente sus profesores destacó el Padre Alberto Hurtado, quien le formó en ética y de quien probablemente heredó su humildad y capacidad de gestión. 

Solo dos veces al año podía viajar a Antofagasta en el tren de trocha angosta que iba de Santiago al norte. Era el tren “Longino” de La Calera a Iquique, ex Nitrate Railways, que tardaba 4 días y sus noches en llegar a destino, llevando también restaurant y coches dormitorios.Por supuesto con lento andar en curvas, subidas y bajadas, y sin aire acondicionado. Se creaban lazos de amistad ahí.Ese tren era una de las muchas gigantescas iniciativas que había llevado a cabo Chile después de la Guerra del Pacífico, impulsadas por el president Balmaceda, buscando integrar su territorio.  Hacia el 2010 se descubrió cerca de esta via férrea, sin actividad comercial desde 1975, en lo mas árido del desierto, un cuerpo que llevaba ahí unos 80 años de un infortunado pasajero que nunca llegó a su destino. 

De a poco hizo buenas amistades en su pequeño curso de estudiantes de Ingeniería Civil Eléctrica, el cual se dispersó mas adelante en diversas zonas en tiempos en que recién nacía la industria chilena, principalmente como emprendimientos del Estado de los tiempos del presidente  Pedro Aguirre Cerda: ENDESA, CAP, ENAP, ENACAR. No había internet, apenas comunicaciones telefónicas alámbricas de muy mala calidad, por lo que era muy difícil mantener contacto con sus compañeros de Universidad o su familia en el norte. 

Recuerda Jure, su hermano 13 años menor: “Cuando venía Tomás de vacaciones desde su Universidad en Santiago me llevaba a la playa. El nadaba con facilidad hasta la balsa pero para mí, niño aún, la distancia era larga y el me daba ánimo para llegar. Otras veces nos íbamos a escalar el cerro El Ancla, que era peligroso. Mi mama Domica confiaba en Tomás y no tenía idea de estas aventuras que nunca le contamos”. “Mi padre Krzto estaba en desventaja frente al comercio establecido, y atendía a clientes del interior que llegaban armados ya que en la pampa no había ley. Solían empeñar estas armas en prenda frente al crédito de su almacenero, pero muchas veces no aparecían más y así se juntó todo un arsenal en este almacén”. 

            Fiel a su origen croata, don Tomás no se nacionalizó nunca como chileno y mantuvo su idioma que era por lo demás el que se hablaba en su hogar. Buen lector, fue logrando un nivel cultural superior a su medio de origen, lo cual facilitaría posteriormente su carrera profesional. 

 Plaza oficina Chacabuco 

Sistema Shanks. 
Los pimientos resistieron varios años hasta secarse. 

Muchas familias vivieron aquí y muchos quedaron en los cementerios de la pampa. 

Oficina Chacabuco, sistema Shanks: las salitreras atrajeron a los primeros croatas en Chile hacia 1870

Usaban agua de las  aguadas, hoy secas.

Primer y único trabajo: la industria salitrera 

La industria salitrera, privada en ese tiempo, vió en don Tomás a un nortino de temple que podría adaptarse bien a las difíciles condiciones de trabajo y aislamiento que llevaban a que escasearan los técnicos extranjeros calificados. Ya había otros casos exitosos, como el de don Ivo Violic. 


En su primer día de trabajo debió trasladar rodando numerosos tambores de aceite lubricante junto a los obreros, lo que le ganó de inmediato cercanía con esos mineros de singular e histórica idiosincracia. Cuenta don Tomás que fué contratado como ingeniero asistente para operar una de las Casas de Fuerza de María Elena, donde gigantescos motores a pistón generaban electricidad en base al viscoso petroleo Nº6. Estas máquinas generaban electricidad de 60 ciclos por Segundo, distinta de la de 50 ciclos que se utilizaba en el resto del país, lo cual obligba a generar toda la electricidad propia. 

Su sólida formación teórica en ingeniería eléctrica, más la necesidad de resolver urgentemente cualquier falla de alguno de sus motores significando inmediata detención de parte de las faenas, contribuyó a consolidar a un profesional de profundo conocimiento de la generación y distribución de fuerza eléctrica y de gran temple para enfrentar imprevistos. Entendió temprano la necesidad de cuidar sus equipos, llevando a la práctica los protocolos de lubricación, mantención e inspección establecidos por los fabricantes. Aprendió y enseñó a buscar la causa raíz de los problemas operativos.  Entendió la importancia de valorar el lado humano de las operaciones mineras, en parte por la experiencia del duro camino que había seguido desde pequeño.No rehuía los turnos ni las largas jornadas cuando era necesario, y dominando fluido castellano e ingles se comunicaba bien tanto con los obreros y supervisors como con los ejecutivos norteamericanos de larga trayectoria y que eran quienes tomaban las grandes decisiones en el terreno operativo. 

Estudioso, curioso y poseedor de buen inglés, asimiló gradualmente la información técnica de los manuales de su maquinaria y se proveyó de buenos libros, como lo muestra la biblioteca que dejó a su familia. 

Más allá de lo electrico, don Tomás fué conociendo la teoría y práctica de los procesos fisicoquímicos de la industria. Uno de sus maestros aquí fué el venerado Dr. Henry Suhr, norteamericano que dedicó su vida al salitre y sus procesos de cristalización, los cuales llevó desde la tecnología de frío a la tecnología de cristalización por evaporación. El salitre se encuentra en una capa superficial de tierra, es el producto de sales de antiguos mares interiores existentes hace millones de años, y se encuentra disperso según sean los desniveles del terreno posteriormente alterados por los terremotos. Entender los cateos  (sondajes)y planear que pampas explotar y cómo, de acuerdo a sus contenidos de sulfatos, nitratos, sodio y magnesio es la clave para minimizar el transporte y proceso de material estéril. Entender también los diagramas de equilibrio de estas sales es fundamental para la cristalización y purificación de estos compuestos químicos. Los de alta pureza se pagan a alto valor en la industria química. 

Los ejecutivos norteamericanos se fijaron en don Tomás, sus capacidades y logros. Como buen croata era observador, paciente y agudo.Fué así como lo integraron al Rol Oro, que significaba ser remunerado en dólares, vivir en una casa de standard superior e integrado al exclusivo círculo social de los norteamericanos residentes. Aquí el recordó siempre con mucho aprecio a los norteamericanos Carl Rugger con su esposa Vera y su hija Mignon , Ronald Crozier, Jimmy Compton, John Peeples, Presidente del Directorio que residía en estados Unidos.  También sus recuerdos estaban con don Roberto y Margot Fiedler , además de don Ivo y doña Vinka Violic. 


Ellos confiaron en don Tomás para construir el Puerto mecanizado de Tocopilla, gigantesca instalación para la exportación de salitre a granel directamente a barcos de gran calado de la época. Esto implicaba entender nuevos y particulares fenómenos tales como el diseño de estructuras metálicas, el volcado de carros a granel,  las corrientes marinas, la corrosion, los moldajes y cementos de fraguado rápido. También implicaba coordinar el diseño y construcción con la empresa norteamericana de ingeniería Bechtel, donde de nuevo fue importante su dominio del ingles y la capacidad con empatizar con ingenieros de otras culturas.Los costos y tiempos de carga fueron reducidos gracias a este Puerto que opera hasta el día de hoy. En aquellos tiempos cantaba: “Tocopilla, Tocopilla tiene mar, pero María salitre, si no fuera por María, caramba,Tocopilla moriría…”. 


Sucesivos ascensos llevaron a don Tomás a ser un profundo conocedor no solo de los procesos en sí, sino también de toda su red de apoyo: sistemas de captación de agua en la cordillera en Toconce y acueductos de transporte de agua desde la alta cordillera, de tratamiento de efluentes, de locomotoras ferroviarias, de sistemas de comunicaciones, redes de piping de gran distancia, gestión de un campamento de 10 mil almas junto a su red de educación y salud, etc. Los altos jefes se preocuparon de que don Tomás visitara a los principales proveedores de equipo y tecnología en varios paises del mundo, ya que su cultura, facilidad de trato y dominio del ingles le permitan asimilar conocimientos técnicos con facilidad y crear lazos con estos proveedores.

 

Don Tomás con altos ejecutivos de Anglo Lautaro controlada por Guggenheim Brothers. Encabeza la visita John Peebles, CEO. 

Después del sistema Shanks: desafíos del Guggenheim 

El Norte Grande estuvo relacionado con los fertilizantes desde tiempos inmemoriales. La corriente marina de Humboldt que sube hacia el norte paralela a la costa chilena gira hacia el oeste en lo que hoy es el sur del Perú, con gran riqueza de vida marina en esa zona. Ahí se creó en Perú la industria de extracción de guano, con esclavos coolies chinos. 

El caliche es el mineral que contiene al salitre o nitrato de sodio; su nombre en quechua significa “sal” y sus propiedades fertilizantes eran conocidas por los pueblos originarios. 

Teodoro Haenke, un alemán radicado en Bolivia, inventó el sistema de “Paradas” en 1809, el cual permita disolver el nitrato del caliche en yacimientos con una ley de aproximadamente 40% y quemando leña y carbón. El chileno Gamboni lo perfeccionó aplicando fuego indirecto. Agotado el yacimiento de alta ley, se “paraba” en otro yacimiento de alta ley. 

El salitre fué explotado con el sistema de “paradas” en el territorio entonces peruano de Tarapacá. 

En 1850 el ingeniero químico inglés Santiago Humberstone aplicó al caliche el sistema inventado por James Shanks para otros procesos. Fué una lixiviación en contracorriente a mediana temperatura que permitió explotar económicamente caliches de 13% de nitrato de sodio. 

 José Santos Ossa, empresario chileno establecido en Cobija y financiado por Agustin Edwards Ossandon , descubrió caliche en las pampas del interior de La Chimba, hacia 1845, donde fundó Antofagasta junto a Juan Chango López. Hacia 1872 el gobierno boliviano le autorizó a explotarlo por 25 años bajo el nombre de Compañía Salitrera y de Ferrocarriles de Antofagasta. 

Esto no se respetó por parte de Bolivia que pasaba por varios años los aprietos económicos de una enorme sequía, con el resultado de guerra ya conocido. 


La explotación del salitre requería penoso transporte de carbon y agua hacia el interior, y muy caras travesías en carretas y mulas hacia los puertos de embarque. El transporte era a través del Cabo de Hornos hacia Europa y Estados Unidos, ya que no existía el Canal de Panamá. Eran 10 mil millas náuticas hasta Liverpool, sin embargo el costo de transporte en la pampa era 40% del precio FOB del producto, muy superior al costo del flete maritimo. 

En 1879, al comenzar la Guerra, vivían en Antofagasta 23 “austríacos” o croatas. El pionero había sido un croata de Brac, Pavle Cicarelli, que llegó de Croacia en 1855 y dio a conocer en Croacia las oportunidades que se presentaban en Chile. Hacia 1920 eran unos 600, muchos habían inmigrado desde Argentina y habían hecho fortuna en Chile siendo ahora propietarios de varias oficinas salitreras Shanks, como por ejemplo el croata Pascual Baburizza, llamado el Nuevo “rey del salitre”. Pero el embargo de los Aliados en contra del Imperio Austro-Húngaro frenó las posibilidades de los croatas y sus salitreras comenzaron a cerrar, emigrando de nuevo los croatas ahora hacia el centro de Chile donde fueron perdiendo su idioma y sus costumbres, todo esto acelerado por la influencia serbia que no reconocía la ciudadanía croata dentro de la artificial Yugoslavia. 

En 1882 un grupo de hombres de negocios de Londres formó “The Anglo-Chilean Nitrate & Railway Corp.” que fué especialmente exitosa bajo la dirección del mítico Thomas North, “rey del salitre” (ya llevamos 2 reyes del salitre en esta narración, pero no fueron los únicos). Se inauguró en 1890 luego de una penosa y arriesgada construcción como ferrocarril de montaña, con tronaduras de rocas y derrumbes donde murieron trabajadores chilenos y chinos coolies , antiguos esclavos de las guaneras peruanas.Este emprendimiento absorbió de a poco a el flete de los yacimientos, y se extendió de Tocopilla al Toco y desde Taltal a la Oficina Alemania donde don Tomás recordaba que los carros con salitre se lanzaban cerro abajo hacia Taltal.Iban sin locomotora, y los obreros se las arreglaban empleando solo los frenos mecánicos para contener a los convoyes de carros. A la larga se electrificó el tramo de Pedro de Valdivia a Tocopilla. 

En YouTube se puede ver “Tocopilla-Barriles electric train (Chile)” que muestra la operación de esta notable obra de los ingleses. 

 

En 1911 la familia Guggenheim Brothers , judíos de origen alemán, compró el inmenso yacimiento de cobre de Chuquicamata y lo desarrolló con buenos resultados económicos. En 1920 implementó el proceso Guggenheim, que permita explotar económicamente caliches de hasta 7% de nitratos refrigerando las soluciones salinas obtenidas de la lixiviación del salitre. En 1914 el alemán Fritz  descubrió el salitre sintético. En 1924 la firma Guggenheim Brothers compró el ferrocarril mencionado para explotar el salitre en gran escala y en 1924 el salar de Miraje o Coya Norte, construyendo en ese lugar la primera oficina salitrera con ese sistema que se inauguró en 1931, y cuyo nombre fué cambiado a María Elena al fallecer Mary Ellen, la esposa del primer administrador. En 1930 Guggenheim, dueño de Coya Norte, absorbió a Lautaro Nitrate, e inició la construcción de la oficina salitrera Pedro de Valdivia, la mas moderna, que fue inaugurada también en 1931. Ambas fueron gigantescas en comparación a las oficinas del sistema Shanks, que fueron quedando olvidadas con sus respectivos cementerios: Buenaventura, El Toco, Alemania, Chacabuco, Algorta y tantas otras que merecen ser respetad0s y cuya memoria debemos guardar en gratitud a su aporte al país. En oposición a ello, la mayor parte de los cementerios de la pampa se observan hoy saqueados. También el antiguo tranque de la oficina del alemán Sloman en el río Loa, donde vivía el turbio Vuelapoco fué quedando olvidado. 

Justo cuando partieron María Elena y Pedro de Valdivia sobrevino la debacle económica mundial que llevó al cierre temporal de Pedro de Valdivia por dos años. 


La gran crisis económica de los años 30 sorprendió a Guggenheim poniendo en marcha estos dos grandes proyectos. La gran depresion económica obligó a la intervención estatal que perdió con estos sucesos mundiales su principal fuente de ingreso que eran los derechos de exportación del salitre. Se sumó el rápido avance de la industria del salitre sintético que sin embargo carecía de los variados nutrientes presentes en el caliche. Aquí entró en escena el Estado de Chile creando la Compañía de Salitres de Chile o Cosach, con un 50% de propiedad estatal y 50% de otras 37 oficinas, constituyendo un estanco no para la producción sino para la comercialización del salitre y el yodo, el que funcionó entre 1934 y 1968. 

 

El gran emprendimiento de los Guggenheim perdura hasta hoy. Fueron su visión,  sus capacidades financieras y tecnológicas las que permitieron a esta industria sobrevivir estrechamente durante esos años, y Chile le debe mucho a esta familia que  entre otros donó el aeropuerto de Cerrillos. Esta familia llevó a cabo muchas obras filantrópicas y de apoyo al arte, como es el moderno museo Guggenheim en Bilbao, España. 

 

Continuó esta asociación hasta 1950 , sobreviviendo a la segunda Guerra Mundial. Durante estos años don Tomás se involucró profundamente en las operaciones, y fueron muy buenos años para él en que recibió un trato muy deferente de los propietarios a la vez que intensa capacitación en Chile y el extranjero, lo que nunca dejó de apreciar y agradecer. 


En 1951, cuando su hija Vesna tenía casi 2 años, Anglo Chilean Nitrate adquirió a Lautaro Nitrate, que aportó la oficina Victoria y grandes pertenencias mineras en Tarapacá formandose la salitrera Anglo-Lautaro. 

Hacia 1955 recorría don Tomás con entusiasmo los rincones de la pampa con sus pequeñas hijas y su hijo Tomás Junior contándoles de su historia y mostrándoles lugares que pocos conocían ya, como por ejemplo la antigua ruta de carretas que bajaban desde Bolivia a Cobija, pasando por los garumales de la falda oriental de la cordillera de la costa en su ultimo trayecto. Las llevaba también a acampar a las playas del sur de Antofagasta. 

 
En 1960 estuvo don Tomás dirigiendo la construcción del muelle mecanizado de Tocopilla. 


En 1968 cuando sus hijas Vesna y Ana María terminaban sus estudios en el Santiago College en la capital, y Tomás estudiaba en el colegio San Luis de Antofagasta la empresa se pasó a llamar Soquimich. Era una empresa mixta con 62,5 % de propiedad de Anglo Lautaro y 37,5 % de propiedad de Corfo. 

 En 1970 , con Vesna y Ana María estudiando ya en la Universidad de Chile, se nacionalizó pasando as ser completamente estatal antes de que se iniciara el llamado gobierno de la Unidad Popular. 

 

La gran escala de operaciones de Anglo Lautaro, al igual que la de Chuquicamata, fue en gran parte fruto del pensamiento de empresarios norteamericanos y de su capacidad de financiamiento a gran escala. Ellos se sumaron al esfuerzo realizado anteriormente por los ingleses en Tarapacá. Fueron sucesivas innovaciones y apuestas de esos empresarios por Chile. 

El estar operando diariamente el equipamiento norteamericano, interactuando con técnicos y proveedores de equipos de ese país, a la vez que siguiendo los diversos teatros de operaciones de la Segunda Guerra Mundial, llevó a don Tomás a una gran admiración por ese país, lo que nunca dejó de destacar: fue ese país del norte siempre su gran referente en todo sentido. 


Ejecutivos de Anglo Lautaro visitan uno de los nuevos motores de la Casa de Fuerza de Pedro de Valdivia

Perforando el caliche para tronar con explosivos en la mina en rajos. Sol y polvo sin igual. Gorros de legionarios en la mina.

Granuladora de salitre en Maria Elena

Maria Elena 1965.

Primer plano casa de Fuerza vista desde Granuladora.

Segundo plano Campamento Americano donde vivieron Tomas y Mirka.

Al fondo la inmensidad de la pampa calichera.

Lixiviacion de caliche

La vida de los ejecutivos en Anglo-Lautaro de entonces 

La herencia de cultura de trabajo de los ingleses se manifestaba en aspectos como la puntualidad en el inicio y término  de la jornada con una interrupción para almorzar avisada a mediodía por la sirena de cada oficina. Algunos aprovechaban esta pausa para jugar tenis pese a la alta temperatura y otros para una pequeña siesta de media hora.La rigurosa planificación, ejecución y documentación de los proyectos, la exploración sistemática de cada pampa salitrera, con mapeo de las leyes de mineral y planeación de las operaciones de mina que se desarrollaban a rajo abierto combinando palas eléctricas y trochas móviles de ferrocarril, requerían a los máximos talentos ingenieriles.El trabajo debía desarrollarse en terreno pese al calor, la sequedad y el polvo. La solución de fallas e imprevistos se realizaba en jornadas interminables si quedaba detenido el proceso. 

La minería en gran escala requería de equipos de considerable tamaño: chancadores en el Molino, Cintas transportadoras de alto tonelaje, palas mecánicas, filtros, que en su mayoría provenían de estados Unidos. Los obreros chilenos se referían a estos equipos con nombres tales como “El chancho” (chancador), “La mula” (carro con winche para arrastrar los  vagones de ferrocarril cuesta arriba hacia el Molino para voltearlos), “El pavo” (cinta transportadora apiladora). Y este era el lenguaje cotidiano al cual debían adaptarse los ejecutivos; los operadores y operarios se comunicaban verbalmente, el lenguaje escrito no era parte de su cultura. No siempre se lograba contar con todos los repuestos y anticiparse a todas las fallas. Tampoco había tiempo de enviar a reparar a Antofagasta. Entonces los hábiles servicios de los mecánicos de la maestranza eran indispensables. Y cuando ocurrían accidentes eran graves, como el del operario que desapareció siendo tragado por el molino chancador. 

Los ejecutivos salitreros se formaban en ese ambiente y eran sólidos ingenieros que hacían que todo funcionara. Debían retener y entusiasmar a los trabajadores y sus familias, llegar a acuerdo con los sindicatos, mantener e incrementar la producción, cotizar y comprar equipos, visitar a sus familiares en largos viajes a Estados Unidos si eran parte de los numerosos ingenieros extranjeros del equipo. Otros ejecutivos, como don Tomás, emprendían para sus vacaciones un largo viaje de 2700 km hasta Puerto Montt a conectarse con la lluvia y la verde vegetación, donde los primeros 1700 km eran de ripio suelto lo que les obligaba a ser buenos mecánicos y a proteger con lonas la parte inferior de sus resistentes autos norteamericanos a fin de que las piedras no rompieran los carters, estanques de bencina y tubos de escape. Cruzarse con un camión en alguna cuesta como la de paposo podía poner los pelos de punta: el auto debía retroceder por el resbaloso cascajo hasta encontrar suficiente espacio para que pasara el camión. 


Pero al terminar la jornada había otra vida: sus acogedores hogares en el “campamento Americano”, sus esposas, la vida social. Cambiaban sus polvorientos overalls luego de una buena ducha por ropa relajada, y hacían su vida como en sus paises de origen. 


Estas casas miraban “hacia adentro” :  alhajadas con finos muebles ingleses, sin embargo con jardines mínimos hacia el seco exterior. La excepción eran algunas viviendas privilegiadas ubicadas junto al parque de directores,  de verdes palmeras. 


Se celebraban las festividades típicas de Norteamérica. Las fiestas eran entretenidas, a veces de disfraces donde en una oportunidad Mirka se tiñó pelo y cuerpo con carbon ganando el primer premio disfrazada de india, otras veces gymkanas. La vida social era intensa, impulsada por la propia empresa, compensando así en parte el aislamiento territorial. Los eventos mayores tenían lugar en el Rancho 6 de María Elena, rodeado de frondosos pimientos. Las damas se reunían con frecuencia a tomar té, jugar canastas y poker. Los fines de semana se jugaba golf en el terreno reseco. Se compartía asistiendo al cine, a misa, a actividades de beneficencia para el Hospital. Y de compras en la Pulpería donde en un principio se pagaba con fichas. En la Recova y en La Chilenita también se compartía socialmente, y se jugaba taca taca en El Galpón, la carne de cerdo se compraba a El Cuchillón y los cabritos en la Casa de Bombas en el río Loa. Los vendedores de pescado subían con sus canastos desde Tocopilla, pasando de casa en casa a ofrecer sus productos frescos. Los niños se reunían a nadar en la piscina durante las vacaciones de verano. 


Cuando sus hijas Vesna y Ana María y su hijo Tomás eran aún pequeños, las familias se reunian los domingos en la piscina compartiendo empanadas y hot dogs. 


Fueron años muy felices. Don Tomás entonaba canciones de Croacia con su acordeón, y música country donde su preferida era la “Yellow Rose of Texas”. Y disfrutaba escuchando a Nat King Cole. Con alegría entonaba “somos los buenos muchachos, sufridos valientes y borrachos”. 


Su saludo favorito para su familia y trabajadores era “quiubo, como te has portado”. 

Solo para emergencias  se usaba la débil señal de las viejas líneas telefónicas.  Por supuesto no existía television o internet, pasando a ser la radio la única forma de mantenerse actualizados. 


Y también se celebraban eventos populares como la espectacular quema de los espantapájaros del Año Viejo y las olimpíadas entre Pedro de Valdivia y María Elena. 


Guggenheim Brothers operaba tanto en Chuquicamata como en Anglo Lautaro en una escala desconocida hasta aquel entonces en Chile. En Estados Unidos, con su enorme territorio, existía experiencia de minería en grandes tonelajes. Era ese país entonces el lugar lógico para reclutar altos ejecutivos que contaran con la larga experiencia requerida para operar y definir inversiones en esa nueva gran escala. 

 

Pero esos ejecutivos contaban con familias y con hijos ya insertos en el sistema educacional norteamericano, donde deberían continuar sus estudios universitarios. 

 

Una posibilidad era educarlos en los colegios de habla inglesa existentes en Chile, donde estarían más cerca de sus padres pero lejos del resto de la familia y de la red de contactos que seguramente iban a necesitar en su futuro professional en Estados Unidos. Algunos, con hijos mas pequeños, optaban por esta posibilidad. Crecían en internados, relativamente aislados del resto de la sociedad, y sus amistades de colegio se dispersaban mas tarde por el ancho mundo, como pasó con Vesna y Ana María, las hijas de don Tomás. Al egresar de esos colegios, deberían dar examenes válidos en USA. 

 

La otra posibilidad, elegida por ejemplo por ejecutivos de Betlehem Steel (El Tofo, acero, hoy CAP), Kennecot Copper (hoy el Teniente), Chuquicamata o Anglo Lautaro era educar a sus hijos en USA, viviendo en casas de familiars o internados. 

 

Ambos casos ponían a dura prueba la vocación profesional de estos altos ejecutivos, y el instinto maternal de sus esposas. 

 

Las compañías mencionadas atraian y retenían a sus ejecutivos desde USA no solo con altas remuneraciones, sino también con atractivos beneficios. Así estas empresas contaban con los después criticados “campamentos Americanos” con viviendas de standard igual o major que el de USA; servidumbre; vehículos de última generación; beneficios de estudios para los hijos, vacaciones prolongadas, etc. En particular Anglo Lautaro contaba con una “casa de directores” en Tocopilla, herencia de la “The Anglo-Chilean Nitrate & Railway Corp.” de los ingleses, incluido yate de pesca de albacora de alta mar y amplio equipamiento de pesca deportiva. Es aún hoy un edificio elegante, al mas puro estilo colonial inglés, con tradicionales muebles de ese origen. En Antofagasta existía otra elegante “Casa de Huéspedes”. En Catrico, en el río Toltén un lodge de pesca que don Tomás equipó con instalaciones eléctricas. 

 

Cada Navidad retornaban brevemente a sus hogares chilenos los estudiantes hijos de estos ejecutivos, lo cual significaba todo un alboroto de fiestas y actividad social que alegraba estos campamentos. Traían costumbres más relajadas que las de los tradicionales y patriarcales hogares chilenos. Duraba poco este alboroto porque los estudiantes volvian a USA a los pocos días de Año Nuevo.Pero estos estudiantes ya no regresaban a aportar al desarrollo de Chile, ya que su realidad profesional y laboral correspondía a principiantes en USA. 

 

Los altos ejecutivos viajaban de vacaciones y negocios a USA generalmente por barco, en los tradicionales vapores “Santa” de la Grace Line que recalaban en Antofagasta. 

 

Con los años, este tipo de ejecutivos norteamericanos e ingleses se hizo cada vez mas caro y escaso, y al bajar la ley de los minerales los margenes de utilidad de las empresas mineras también bajaron pese a los esfuerzos en reducir costos. A fines de los 60 en el gobierno de Eduardo Frei los yacimientos de cobre se “chilenizaron” tomando el Estado el control del 51% de las acciones, que se llevó a 100% a comienzos de los años 70 con el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Guggenheim y otras empresas retiraron sus ejecutivos, lo que abrió nuevas oportunidades para los jóvenes profesionales chilenos, como Andrés Zausquevich, que asumió como Vicepresidente en Codelco, cargo clave durante la administración de Eduardo Frei Montalva. Ello ya había ocurrido con Anglo Lautaro anteriormente, acelerando el ascenso de don Tomás a altas responsabilidades. 

Guggenheim Brothers operaba tanto en Chuquicamata como en Anglo Lautaro en una escala desconocida hasta aquel entonces en Chile. En Estados Unidos, con su enorme territorio, existía experiencia de minería en grandes tonelajes. Era ese país entonces el lugar lógico para reclutar altos ejecutivos que contaran con la larga experiencia requerida para operar y definir inversiones en esa nueva gran escala.

 

Pero esos ejecutivos contaban con familias y con hijos ya insertos en el sistema educacional norteamericano, donde deberían continuar sus estudios universitarios.

 

Una posibilidad era educarlos en los colegios de habla inglesa existentes en Chile, donde estarían más cerca de sus padres pero lejos del resto de la familia y de la red de contactos que seguramente iban a necesitar en su futuro professional en Estados Unidos. Algunos, con hijos mas pequeños, optaban por esta posibilidad. Crecían en internados, relativamente aislados del resto de la sociedad, y sus amistades de colegio se dispersaban mas tarde por el ancho mundo, como pasó con Vesna y Ana María, las hijas de don Tomás. Al egresar de esos colegios, deberían dar examenes válidos en USA.

 

La otra posibilidad, elegida por ejemplo por ejecutivos de Betlehem Steel (El Tofo, acero, hoy CAP), Kennecot Copper (hoy el Teniente), Chuquicamata o Anglo Lautaro era educar a sus hijos en USA, viviendo en casas de familiars o internados.

 

Ambos casos ponían a dura prueba la vocación profesional de estos altos ejecutivos, y el instinto maternal de sus esposas.

 

Las compañías mencionadas atraian y retenían a sus ejecutivos desde USA no solo con altas remuneraciones, sino también con atractivos beneficios. Así estas empresas contaban con los después criticados “campamentos Americanos” con viviendas de standard igual o major que el de USA; servidumbre; vehículos de última generación; beneficios de estudios para los hijos, vacaciones prolongadas, etc. En particular Anglo Lautaro contaba con una “casa de directores” en Tocopilla, herencia de la “The Anglo-Chilean Nitrate & Railway Corp.” de los ingleses, incluido yate de pesca de albacora de alta mar y amplio equipamiento de pesca deportiva. Es aún hoy un edificio elegante, al mas puro estilo colonial inglés, con tradicionales muebles de ese origen. En Antofagasta existía otra elegante “Casa de Huéspedes”. En Catrico, en el río Toltén un lodge de pesca que don Tomás equipó con instalaciones eléctricas.

 

Cada Navidad retornaban brevemente a sus hogares chilenos los estudiantes hijos de estos ejecutivos, lo cual significaba todo un alboroto de fiestas y actividad social que alegraba estos campamentos. Traían costumbres más relajadas que las de los tradicionales y patriarcales hogares chilenos. Duraba poco este alboroto porque los estudiantes volvian a USA a los pocos días de Año Nuevo.Pero estos estudiantes ya no regresaban a aportar al desarrollo de Chile, ya que su realidad profesional y laboral correspondía a principiantes en USA.

 

Los altos ejecutivos viajaban de vacaciones y negocios a USA generalmente por barco, en los tradicionales vapores “Santa” de la Grace Line que recalaban en Antofagasta.

 

Con los años, este tipo de ejecutivos norteamericanos e ingleses se hizo cada vez mas caro y escaso, y al bajar la ley de los minerales los margenes de utilidad de las empresas mineras también bajaron pese a los esfuerzos en reducir costos. A fines de los 60 en el gobierno de Eduardo Frei los yacimientos de cobre se “chilenizaron” tomando el Estado el control del 51% de las acciones, que se llevó a 100% a comienzos de los años 70 con el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Guggenheim y otras empresas retiraron sus ejecutivos, lo que abrió nuevas oportunidades para los jóvenes profesionales chilenos, como Andrés Zausquevich, que asumió como Vicepresidente en Codelco, cargo clave durante la administración de Eduardo Frei Montalva. Ello ya había ocurrido con Anglo Lautaro anteriormente, acelerando el ascenso de don Tomás a altas responsabilidades.


Vida social en la pampa: entretenidas fiestas en los tiempos de Anglo Lautaro

Mirka gana el primer premio en una fiesta por su disfraz de indígena.

Logró un intenso color negro en su pelo en base a carbón. Luego estuvo dos días tratando de remover todo ese carbón.

Mirka

Sus padres nacieron en Croacia. Spiro Radman en 1898 en Maslinica, un pueblito de la isla de Solta. Maria Boric vió la luz en 1908 en el pueblito de Supeter, en la isla de Brac. Ambos se conocieron a la pasada en Croacia cuando María tenía unos diez años, y sus familias no se conocian entre sí. En Maslinica Spiro pescaba en un bote que aún existe. Ahí vivía también Zarko, primo hermano de Spiro, que falleció en 2012. Esa casa es hoy una hermosa residencia que recibe turistas.


Spiro partió a los 17 años a luchar por Austria por el Imperio Austro-Húngaro en las trincheras de la primera Guerra Mundial, donde sufrió grandes penurias como todos los combatientes y fué herido de gravedad en una mano por una granada. Se recuperó en un hospital de Budapest luego de sufrir fiebre infecciosa y fué dado de baja, regresando a Croacia donde decidió emigrar a Chile preocupado por los tensos acontecimientos de Europa.


Llegó donde su tío Marino en Antofagasta. Luego se estableció con un pequeño almacén en el cruce de las calles Atacama y Serrano, cerca del almacén de Krzto Simunovic que estaba en la esquina de las calles Esmeralda y Riquelme.


Por su parte María Domic quedó huérfana de madre en Croacia a los 8 años. Su madrastra no la trataba bien, la hacía cosechar ciruelas de los árboles donde se rompía las manos. Por ese motivo la tía Keka Jacksic, hermana de su mamá, la trajo a Chile. En el mismo barco viajó con Policarpo Luksic, fundador de esa importante familia, que hizo fortuna trabajando en las minas. Tia Keka la cuidó en su casa de Riquelme con 14 de Febrero hasta que ella se reencontró con Spiro y se casaron en Antofagasta.

 
Primero nació María Zwonimirka, o Mirka. La siguieron sus hermanas  Antuka y Vesna. Años después las siguó el ansiado y travieso hijo Antuko, hoy próspero hombre de negocios en California. En esa oportunidad Spiro, que hablaba un mal español y era demasiado generoso para ser buen negociante, repartió vinos y licores a los vecinos de su cuadra, ganandose el enojo de su esposa.  Todos nacieron en su casa, con una partera como era habitual en esos tiempos. Las tres niñas se transformaron en hermosas chicas, aparecieron entonces los primeros galanes pero el severo Spiro dejo en claro que quería mantener su tradición croata: “antes mortas que casadas con chileno”. Y así fué. En el vecino almacén de Krzto Simunovic conoció Mirka a don Tomás, a quien ubicaba desde su niñez pero había perdido de vista al estudiar él en Santiago.

 

Mirka estudió en el Liceo de Niñas en Antofagasta. Recuerda Jure, hermano menor de don Tomás: “Mirka estudió para profesora en la Escuela Normal de Antofagasta.Era linda y de cabellos dorados. Escribía rápido, tenía una letra preciosa, dibujaba muy bien y me ilustró la carátula de mi libreta de notas. Era inteligente. Si hubiera continuado estudios en Santiago hubiera sido, por ejemplo, una gran abogada. Pero se casó con Tomás, que se la llevó arriba a la pampa y nunca quiso que ella trabajara. Cuando estudiaba, el profesor Luis Alfaro, que la amaba sin manifestarselo por la diferencia de edad, se entero que se había casado con Tomás se suicidó, hecho que causó gran impacto en Antofagasta y motivó un funeral impresionante”.

 

En María Elena  las esposas de los ejecutivos norteamericanos la acogieron con cordialidad viendola como una mas de ellas, y Mirka desarrolló rápidamente su inglés. Jugaban canasta, poker, se visitaban. Cuenta Jure: “Los taxistas se quejaron con su esposo Tomás: en su enorme y flamante Chevrolet 1954 de cuerpo celeste y techo blanco recogía a todas sus amigas y el alegre grupo se iba de compras por ejemplo a la pulpería, a La Chilenita, a la Recova en busca de verduras, donde Ema la costurera que las vestía a la moda europea, al hospital.Luego dejaba a cada una en su casa, con sus compras. Así, les restaba tradicional trabajo a los coches de alquiler”.

Mirka estuvo siempre para contenerlo, confortarlo y apoyarlo. 

El tiempo iba mostrando después que por su personalidad, conocimiento y experiencia, don Tomás era la persona a quien había que consultar las decisiones importantes de las operaciones  y que, pese a apoyar lealmente al recién llegado, era quien permanecía y seguía adelante a lo largo de los años.

Aprendió el estilo social y las celebraciones importantes norteamericanas. Ayudaba a organizar las fiestas, las actividades sociales, se preocupaba de que la cartelera del cine fuera entretenida. Al atardecer bajaba a la piscina, donde los profesionales comenzaron a aparecer después del trabajo. Mirka no era una persona para vivir encerrada en su hogar. ¿ Encerrada? Literalmente así era: solo muy temprano en la mañana se podían abrir las ventanas y permitir que el aire circular junto a los primeros rayos de sol. A media mañana se cerraba todo y oscurecía la casa con persianas. Más tarde se ponían en marcha los equipos de aire acondicionado. E incluso en la noche debía mantenerse todo cerrado ya que el viento podia traer la espesa nube de polvo que salía de las chimeneas del Molino. Las gruesas paredes de la casa aislaban también del ruido y el calor. Si la vivienda estaba sola en la tarde, cuando se levantaba el viento de la costa, las persianas y puertas de las piezas de las áreas de servicio parecían moverse en forma sobrecogedora, recordando la cercana presencia de salitreras abandonadas con sus tortas de ripio del sistema Shanks. 

 

Sin duda pese a lo desértico y a la sequedad de las salitreras a 1200 metros de altura, el clima era mucho major que en Chuquicamata a 2300 metros de altura, donde incluso en verano es difícil jugar tenis en la tarde debido al fuerte viento y la gruesa arenisca que arrastra. En las salitreras al atardecer el viento se calmaba y comenzaban las actividades deportivas, especialmente los entretenidos partidos de tenis donde las canchas pasaban e ser el centro social para ellos y ellas. Estos continuaban hasta tarde en las canchas de asfalto iluminadas. En la noche se podia ver en el Rancho 6 a diversos grupos en animadas conversaciones. La seguridad no era tema: ¿hacia dónde podría escapar un ladrón habiendo un bien equipado reten de carabineros con pocos conflictos que resolver? Hubiera sido todo un evento y de fácil solución ya que todos se conocían en la comunidad. 

 

Las condiciones de trabajo del personal eran una de sus preocupaciones. Las casas de Pedro de Valdivia y María Elena estaban distribuidas y equipadas por orden jerárquico, siendo los “buques” de los solteros el nivel básico. Las casas de los obreros carecían de aire acondicionado y de jardines, siendo los pimientos de la plaza y de las piscina los únicos lugares de esparcimiento de los niños de estos campamentos. También se aislaban del sol, el calor y el frío de las gélidas noches de invierno mediante sus gruesas paredes y persianas. La gente del norte estaba acostumbrada a esa forma de vida en las minas. Mirka ayudó en los hospitals, colaboró con el Rotary Club e hizo clases en la Escuela Nº6. 

 

Desplazarse a Antofagasta por los ásperos caminos de tierra a visitar a sus queridos padres y a su hermana Antuka era otra aventura. Para tener una mayor noción de las dificultades de transporte, hay que tener en cuenta que tanto María Elena como Pedro de Valdivia contaban con hospitales independientes y bien equipados pese a estar solo a 31 kilómetros de distancia. Para los familiares de un trabajador de Pedro de Valdivia, por ejemplo, no hubiera sido posible visitar a otro familiar en el hospital de María Elena, ya que los trabajadores carecían de vehículos propios y no existía transporte publico. 

 

Nació primero su hija Vesna en 1949, luego Ana María en 1951 y finalmente llegó un varón, Tomás en 1954, emprendedor quien luego de terminar sus estudios se instaló en California. 

 

Cuentan las hijas de don Tomás de las visitas a la casa de sus abuelos maternos en Antofagasta: “ Cerca de la casa del Nono (Spiro Radman, su abuelo) pasaba el ferrocarril Antofagasta-Bolivia maniobrando en la ciudad y haciendo vibrar el suelo. Su bien provisto almacén tenía mostradores de vidrio bajo los cuales se exhibian chocolates y galletas. El usaba un lápiz detrás de la oreja,  anotando las cuentas de los paquetitos de papel que iba enrollando con azúcar, harina y otros, o del aceite que bombeaba desde los tambores. Decía que su almacén tenía las 4 B que eran Bueno, Bonito, Barato y Bundante. Para año nuevo sacaba su pistola y disparaba un tiro al aire. Por otra parte nuestra abuela Nona María insistia en que la horrible malta con huevo era saludable, y que si no nos comíamos la comida nos llevaría el Hombre del Saco.  Ya mas grandes nos dimos cuenta que sus exquisitos platos incluian nuestras mascotas de pichones de paloma y cabritos, que desaparecían misteriosamente”. 

 

Tomaco y sus hermanas relatan:”A veces llegaba la sra. Yola, contrabandista con “matute” de Arica y las señoras volaban a conocer ropa y perfumes importados. Nos ibamos a bañar al río Loa de donde llegabamos con frascos con guarisapos que observabamos después crecer y transformarse.En una oportunidad decidimos irnos de aventura a la pampa un grupo de niños. Salimos sigilosamente a las 5 de la mañana, cada uno con su cantimplora.Juan Ramos era el líder. Resultado: nuestros padres nos encontraron poco después de mediodía extraviados, con insolación y sed, quemados por el sol. Niñas y niños ostentábamos grandes costras en las rodillas por los continuos porrazos en bicicleta y los volcamientos de las pequeñas vagonetas rojas en que nos lanzabamos temerariamente por la colina. También costras por las quemaduras del fuerte sol”. Continúan: “No había TV por lo que el “Reporter Esso” de las 21 horas debía escucharse respetando con silencio a los papás. Las revistas que mirábamos e intercambiabamos eran Toby, La Pequeña Lulú, Rico Macpato, OK, Condorito. Y los domingos ibamos a las emocionantes peliculas de cowboys (John Wayne, Roy Rogers y otros) al cine de María Elena”. Y respecto a Antuko Radman, el travieso hermano menor de Mirka: “Lo pasabamos muy bien con Antuko, lo admirábamos por su gallardo aspecto que le llevó a ser guaripola en la Escuela Militar,  pero nos hacía malas pasadas, como dejarnos colgando de las ramas de pimiento de la plaza donde tocaba una banda en la pérgola los domingos. Pero nos desquitamos un día enterrando sus cigarrillos en la arena”. Y respecto a la Escuela Nº 6 dirigida por María Teresa García: “ Cuando vivíamos en el Chalet 103 Felisa, nuestra querida Nana, nos preparaba exquisitos panes con huevo y palta que nos llevaba a la Escuela durante el recreo de las 10 pero éstos tenían que pasar primero por visto bueno de la directora, que les sacaba una buena mascada. María Teresa era autoritaria manteniendo una estricta disciplina que le generaba conflictos con los padres, como fue el caso de la familia Montecinos que retiró a sus 8 hijos de una vez”. 

 

Al mudarse al internado del Santiago College recuerdan Ana María y Vesna: “ Desde María Elena sólo llegamos nosotras, Francesca Colzani y Mariana García. Nuestro conocimiento de inglés era precario, lejos del nivel del Colegio, pero logramos adaptarnos sin mucha ayuda. Estabamos bastante solas pero tía Ana Simunovic (hermana de don Tomás) que vivía en Santiago siempre fue cariñosa, se preocupó de nosotras y nos sacaba los fines de semana y llevaba al cine. Cuando ella falleció a los 33 años fue Teo Jothier, su esposo, quien se preocupó de nosotras”. 

 

“La tía Ana María Simunovic era delgada, de carita ovalada con pómulos altos, de cabello rubio trigueño y ojos claros, era una linda representante de la belleza croata. Sus hijos Fernando y Alex, nuestros primos, estudiaban en el Grange y tenían muchos amigos”. 

 

“Tío Jure (Pedro) Simunovic Domic, hermano de nuestro papá Tomás, también nos acogía en su casa con su esposa la tía Eugenia, y ahí compartíamos con nuestros primos hermanos Pedro, Cristián y Arturo Simunovic”. 

 

Ana María Simunovic Radman fue nadadora destacada en la pampa y más tarde compitió por la Universidad Católica durante seis años llegando a ser campeona nacional en su estilo. Y ahí estuvo siempre con ella Mirka, viajando a Santiago y preocupada de que se alimentara, que tuviera apoyo y afecto. 

 

Comunicarse telefónicamente con Santiago donde estudiaban internas las  hijas Vesna y Ana María Simunovic en el Santiago College era tarea casi imposible. Había que esperar durante horas que se estableciera comunicación a través de la telefonista. Establecida la comunicación el sonido era de mala calidad haciendo inentelegibles las palabras y causando preocupación ya que sería seguramente un motivo grave el que llevara a hacer un llamado telefónico. Era mejor comunicarse por carta, las cuales tardaban entre una y dos semanas en llegar a Santiago.En la medida en que don Tomás fué ascendiendo de cargos y responsabilidades, fué Mirka quien asumió el rol de apoyarlo no solo con todo el manejo del hogar y el cuidado de los niños, sino también en el rol de “primera dama”: su hogar estaba siempre abierto a quien les necesitara y a las visitas de Santiago y el extranjero. 

 

Ella disfrutó mucho de este rol social, don Tomás contaba que con frecuencia salía “al rojo” (con saldo negativo) por los elevados gastos que significaba invitar con tanta frecuencia a numerosos grupos a casa y por ser “doña regalo”, siempre preocupada de los cumpleaños y aniversarios. 

 

También era “doña regalo” cuando viajaban de vacaciones a Estados Unidos o Europa. Deslumbrada por las hermosas vitrinas, la ropa, la loza y los avances de esos países, volvía cargada de obsequios para su familia y amigos, por supuesto muy valorados ya que nada de ésto estaba disponible en las pulperías de la pampa. Más adelante surgió en Iquique la Zona Franca o Puerto libre, donde llegó todo tipo de artículos importados cuando Mirka era ya una joven y linda abuela. Viajaba ella entonces a Iquique desde María Elena con su chofer, recorriendo en el día 600 km ya que eran 300 en cada sentido, regresaba con el auto cargado de regalos que esperaban sus pequeños nietos expectantes en Viña del Mar y Santiago. 

 

Cuando don Tomás se desempeñó como administrador general, máximo jefe operativo en el norte, se mudaron a una enorme casa vecina al parque de directores de María Elena. Era una pequeña colina donde la preciosa agua que extraían las bombas de los pozos subterráneos en el río Loa mantenía siempre verdes a las palmeras y los pimientos. Había ahí además una enorme jaula de canarios. Contaban con empleada doméstica, mozo, jardinero, chofer y vigilantes, era una vida al estilo colonial. Mas allá de este pequeño parque, que carecía de cercado alguno, se extendía la inmensidad del desierto abrasado por el sol. Y para ese alto cargo también estaban disponibles las elegantes Casas de Huéspedes de Tocopilla y Antofagasta, con su fino mobiliario Maple de roble Americano. Se complementaba todo con una servidumbre depositaria del ceremonial inglés de servicio. La cena era muy formal, con abundantes cubiertos y vasos que se iban cambiando plato a plato. En Antofagasta la familia Simunovic integraba también la comunidad del elegante balneario llamado Autoclub construido alrededor de una pequeña caleta en los roqueríos. Sin embargo la vida social, las visitas y los imprevistos operacionales no dejaban mucho tiempo para bajar a la costa por ejemplo a pescar en el yate de alta mar de la empresa. 

 

Mirka heredó el estilo social norteamericano con sus tradiciones, y se preocupó de hacer grata la vida en la pampa a las esposas de los ejecutivos chilenos que con el tiempo fueron llegando, con otras remuneraciones,  en reemplazo de los ejecutivos extranjeros que fueron repatriados a Estados Unidos cuando se nacionalizó la industria salitrera, como fue el caso de la familia Wadsworth de Inglaterra y Metcalf de EEUU. Las amistades chilenas se unieron mas ante los difíciles tiempos que se acercaban. Fueron, entre otras, las familias Rovegno, Colzani, Maldonado, Quintanilla, Escribano, Quijada, Malla. 

 

De sus amigas norteamericanas aprendió recetas que no se conocían en Chile, preparando pies, en especial el pumkin pie, donuts, rollos de canela, postres de tapioca y otras exquisiteces como papas a la crema. Se sumaron las delicadeces aprendidas de su mama, María Boric: gnocchis, gerstules, persurates además de las pastas y cabrito del río Loa al horno, calugas de leche condensada. El pan se fabricaba en la casa. 

 

Pero don Tomás, atlético y nunca excedido de peso, prefería las comidas sencillas de su país natal, por ejemplo pescado al horno con papas cocidas; las pantrucas;le gustaba ver los ingredients naturales de su comida, nunca cubiertos con salsas. 

Mirka Radman Boric, nacida en 
 Antofagasta de padres croatas.

Esposa de don Tomás y 

hospitalaria “primera dama”

en Pedro de Valdivia
 y María Elena

Mirka y Tomás contraen matrimonio.

Mirka recién casada.
Mirka y Tomás adoraban
 la lluvia y el sonido de
 ésta sobre los techos.

Luna de miel en
Catrico a orillas del rio Toltén, donde Anglo
 Lautaro contaba con un
 lodge para los safari de pesca que se iniciaban en el lago Villarrica.

Mirka al atardecer en intensa vida social en la piscina de Pedro de Valdivia

a fines de los 60

Mirka y Antuka con sus padres Spiro Radman y Maria Boric

Mirka y Antuka Radman

El embrujo de la pampa 

Su querida Croacia natal estuvo siempre presente en el alma de don Tomás. Con su acordeón tocaba la música folklórica de su país, y cuando podia trababa conversación en su idioma, viajando además a compartir con sus lejanos y sencillos parientes en Brac. 

 

Tenía dichos muy divertidos y sabios, por ejemplo: 

“Hay solo dos tipos de personas, aquellas a las que hay darles cuerda, que son la mayoría, y las que se dan cuerda solas, de las cuales hay demasiado pocas”. 

“Esta guagua nació muerta” (se refería a alguna mala idea o mala iniciativa). 

“No basta con ser bueno, hay que demostrar que uno es bueno” 

“Ya está arrastrando el poncho” (poniendo problemas a una iniciativa). 

“Eso es mas antiguo que el sistema Shanks” (alguna idea poco creativa). 

“Acuérdese del deo amarao” le decía a María, su suegrita, que se había hecho una amarra en el dedo para no interrumpir con sus largas narraciones a don Tomás mientras escuchaba las noticias de la noche. 

 

En uno de sus viajes de Santiago  se incendió y quemó la totalidad del tradicional edificio administrativo donde estaba su oficina. Ahí se perdieron sus mas valiosos recuerdos y pertenencias, aunque meses después algunos pequeños rescataron de un basural algunas fotos chamuscadas de su familia, que provenían de su caja fuerte. 

 

Con los años  debió viajar con mayor frecuencia a Santiago, para reuniones de directorio y otras actividades de su cargo. Pero apenas le recogía su chofer en el aeropuerto, le explicaba que regresaría lo antes posible al norte después de dedicar breves visitas a sus hijas. ¿Que le atraia tanto en la pampa además de su hermosa esposa Mirka? 

 

Probablemente la libertad de las inmensas llanuras sin fin, donde no había cercos ni semáforos. Los atardeceres donde a la distancia los cerros iban mutando de color con las horas. Los caminos polvorientos donde corría a alta velocidad porque se los conocía de memoria. Las noches luminosas donde las estrellas se veian con tanta claridad. La inmensa cantidad de oportunidades y tareas pendientes. Y la calidez de su gente. 

 

Dos veces declinó atractivas ofertas de trabajo para Chuquicamata: su apego a la pampa salitrera era mayor. El clima de los 1200 metros de altura de María Elena era mejor que a los 2300 metros de Chuquicamata. 

 

Más allá estaba una vaga sensación de que había algo importante y grande en alguna parte de esa vastedad. Y el tiempo lo ha venido demostrando: el hallazgo del inmenso yacimiento de cobre de La Escondida, la selección de esa zona para la instalación de los mayores observatorios astronómicos del mundo por sus cielos límpidos, el desarrollo de grandes plantas de energía solar y eólica, la implementación de ensayos para probar los robots que exploran otros planetas, los nuevos minerales no metálicos como litio, yodo, magnesio, sulfatos. 

Garumas anidan a pleno

sol  de la pampa y bajan al

mar cada dia.

Suben con el viento de la
tarde. Los escasos zorros del desierto se deleitan con sus huevos.

Volcanes y salares

El rio Loa es un hilo de agua

que traza un tajo en la inmensa pampa.

Recorriendo grandes distancias


El centro de operaciones de Anglo Lautaro estaba en María Elena. La distancia a la Oficina Pedro de Valdivia era de 31 km, a la Oficina Victoria era de   210 kilómetros, a Oficina Alemania 300 kilómetros, a Taltal de 380 kilómetros, a Tocopilla 80 kilómetros, a Antofagasta  unos 170 kilómetros. En todos estos 

lugares la empresa mantenía confortables casas de huéspedes que permitieran a los ejecutivos viajeros recuperarse del cansancio del camino de tierra.


En grandes zonas, nada interrumpía la monotonía de la inmensa pampa. No había otras operaciones industriales, tampoco tendidos eléctricos o acueductos excepto entre Tocopilla y Chuquicamata. De vez en cuando la “huella”, como llamaban a los dos surcos que infinitas pasadas de vehículos habían endurecido, seguía en paralelo a la vía férrea que iba hacia Iquique combinando en la estación Baquedano con el tren Antofagasta-Bolivia. Al costado de esta vía férrea corrían un par de viejos cables telefónicos sustentados por estoicos postes de pino oregón traido en el tiempo de la fiebre del oro desde California. Así al final de alguna interminable recta había una pequeña colina y desde ella solo se divisaba otra interminable recta, tal vez con tramos de unos 40 kilómetros cada vez. Durante el día la mirada permitía ver con claridad los cordones montañosos a la distancia, pero bajando la vista a la pampa solo parecía haber agua. Es el espejismo que crea la corriente de aire que asciende al calentarse en contacto con el ardiente suelo.


De vez en cuando se observaba una pequeña nube de polvo en la distancia. Podía ser un remolino o “cola del diablo” como lo llamaban los niños con temor, pero también podia ser otro vehículo. Si venía en el sentido contrario, la nube se iba agrandando y era mejor detenerse al cruzarse para salvar el parabrisas de las piedras que volaban hacia los lados expulsadas por los neumáticos del otro vehículo. Pero si iba en el mismo sentido y después de un tiempo le daba alcance don Tomás, venía la parte difícil: había que adelantarle asumiendo que no venía otro vehículo en el sentido contrario, atravesando la estela de polvo y piedras y tocando la bocina para que bajara un poco la velocidad y la modorra no llevara al chofer a cambiarse de pista en pleno adelantamiento.


Los caminos eran 100% de tierra o “calamina” como se llama allá a la piedra de áridos, que con el rebote de las ruedas de los camiones se va ondulando y hace vibrar a los vehículos pequeños al extremo de hacerlos perder el control y atravesarse como ha ocurrido  en muchos accidentes hasta el día de hoy. La monotonía y el calor que amodorra a los conductores es otro peligro que lleva a increibles choques frontales a alta velocidad aún hoy día.

Por su trabajo en operaciones, don Tomás recorría estas grandes distancias a inspeccionar y contribuir en los problemas eléctricos y de procesos de estas 4 oficinas salitreras. Cuentan que manejaba a alta velocidad en las camionetas Ford de esos tiempos, flotando en las cúspides de la ondulada calamina cuando no existían aún cinturones de seguridad ni airbags, y milagrosamente nunca tuvo un accidente. Se conocía de memoria las cuestas, curvas y rectas de esos primitivos  caminos. Cuando su familia se dió cuenta de que al acercarse a los 60 casi no veia por un ojo debido a las cataratas aceleradas por el resplandor de la pampa, no podia creer que no se hubiera accidentado en circunstancias de que corria mas rápido que nunca por sus altas responsabilidades y escasez de personal técnico calificado, y le obligó a llevar a cabo un exitosa cirugía a ambos ojos.

De esas correrías heredó también fuertes dolores de espalda que trató de por vida con antiinflamatorios los cuales con probabilidad le desencadenaron la fatal pancreatitis.

 

¿Como educar a los hijos de los ejecutivos de Anglo-Lautaro?

 

Era un gran dilema en muchas zonas del país y en particular en las zonas mineras: no había educación de calidad que estuviera a la altura del nivel cultural y socioeconómico de las familias del ambiente industrial que aspiraban a que sus hijos pudieran desenvolverse en un ambiente multicultural y competitivo.

 

Para los norteamericanos, la preferencia era que sus hijos se educaran en Estados Unidos. Para los chilenos, la opción eran los colegios bilingues de Santiago.

 

Así, luego de cursar tres años en la Escuela particular Nº6 de María Elena que dirigía a su manera María Teresa García, partieron sucesivamente a Santiago a estudiar sus hijas Vesna y Ana María, internas en el Santiago College, y después Tomás, interno en el Grange. Fué muy duro para ellos dejar su casa y desempeñarse en un ambiente bilingue y de alta exigencia académica partiendo de la Escuela Nº 6 de María Elena. Vesna y Ana María se adaptaron con éxito pero no sin tristeza al desarraigo que ésto significaba y a la soledad de los fines de semana en el internado. Esto las hizo también fuertes para sus estudios universitarios y para enfrentar la vida. Mirka hacía lo que podia, acompañando por ejemplo a Ana María que carecía de alimentación especial cuando regresaba de los extenuantes entrenamientos en la única piscina temperada de Santiago, que era la piscina escolar cercana a la estación Mapocho. Ellas están siempre agradecidas de quienes se preocuparon de su persona cuando eran pequeñas y estaban en el internado: la linda tía Ana María Simunovic Domic, su esposo el empresario Teófilo Jothier, la abuela Domica. 
       

Tomás no se adaptó al Grange en Santiago, añoraba la pampa y regresó al Colegio San Luis de Antofagasta, mas cercano a su familia. El era aficionado desde pequeño a la mecánica práctica, era frecuente verlo ayudando en los garages y hoy en día está involucrado en la alta tecnología en California.

Así, parte importante de la carrera profesional de don Tomás se apoyó en 50 años de compañía de su esposa Mirka en el desierto mas árido del mundo. Fue temprano el alejamiento de sus hijas e hijo que ya regresaron solo para las vacaciones a su hogar y luego formaron sus familias a gran distancia. Así eran esos tiempos para los ejecutivos mineros de las salitreras, del azufre, del cobre,  del acero, motores de desarrollo para el desarrollo industrial del Chile de entonces y principales generadores de trabajo de calidad y de las siempre escasas divisas.

Don Spiro Radman, don Tomás Simunovic Domic y Tomás Simunovic Radman

Graduandose ambas hijas de cirujano-dentistas en la Universidad de Chile

Don Tomás Simunovic, Tomaco, Anita María y Vesnita.

Ana María Simunovic Radman con sus padres graduandose en el Santiago College 1969

En el tranque Sloman don Tomás, Vesnita y Anita María

Ya señoritas y graduadas junto a Mirka

Anglo – Lautaro se estatiza y pasa a ser Soquimich

 

Don Tomás ingresó a Anglo Lautaro en 1942, cuando ya existía el salitre sintético y la segunda Guerra mundial se encontraba en pleno desarrollo. Las salitreras con el Nuevo sistema Guggenheim ya estaban consolidadas a 18 años de su puesta en marcha.

 

Chile había seguido el errado camino de cerrar su economía con altos aranceles aduaneros para proteger y desarrollar sus industrias ineficientes, lo cual le cerró recíprocamente los mercados donde pudo haber exportado. Y por años había fijado un tipo de cambio artificialmente bajo que afectó al crecimiento de su industria de exportación y a la llegada de capitales extranjeros.

 

Con el paso de los años los impuestos subieron, también la inflación, se hicieron poco atractivas las operaciones salitreras, no hubo reinversión para modernizarse en un mundo donde el salitre se transformó en commodity y finalmente la familia Guggenheim optó por vender sus operaciones por un reducido monto al Estado de Chile. De aquí nació la Soquimich en los años 60, y los ejecutivos locales se hicieron cargo del quehacer de la pampa: Enrique Colzani, Sergio Maldonado y Tomás Simunovic.

 

Pero el ambiente ya no fué el mismo al retirarse los norteamericanos. Hubo menos recursos, menores remuneraciones, menos capacitación, menos preocupación por la vida social y familiar de los ejecutivos y más trabajo.

 

Tomas Simunovic en EEUU

Enrique Colzani y Tomás Simunovic con ejecutivos de Anglo American

Don Tomás inaugura la Planta de Sulfatos en Coya Sur

Don Tomás en su enorme oficina. Su secretario de muchos años fue el Sr. Valdivia.

Soquimich, crisol para la minería del cobre

 

Las altas leyes de las minas de cobre, cercanas al 1,8%, y la cercanía de los yacimientos a los puertos hicieron de esa minería una operación muy rentable a todo evento, pese a las negativas políticas económicas ya descritas mas arriba, aumentando su escala mediante sucesivas expansiones financiadas y gestionadas por los norteamericanos. Puestos los ojos del Estado y los partidos politicos en estas operaciones, se vió a la minería del cobre como una gran oportunidad de recursos para el Estado. Estaba la idea de que los extranjeros se llevaban los recursos no renovables sin pagar debidamente por ellos. Esta minería fué “chilenizada” a mediados de los 60 en el gobierno de Eduardo Frei Montalva accediendo el estado a propiedad parcial de los yacimientos, y luego estatizada en el gobierno de Salvador Allende Gossens a comienzos de los 70  sin pago inmediato de compensación a sus dueños extranjeros, que se retiraron del país con todo su personal ejecutivo y técnico.

 

Los puestos que dejaron vacantes los técnicos norteamericanos en Chuquicamata, El Teniente y Minera Andina permitieron el ascenso de los técnicos chilenos, pero aún así faltaba personal calificado el cual fueron encontrando en la Soquimich, también estatal pero con menor productividad y menores rentas.

 

Todo ésto debilitó a la línea ejecutiva de las salitreras. En la práctica, durante años don Tomás salía después de cenar a alguna sección específica donde revisaba el desempeño del procesos, de las personas y aportaba su experiencia de terreno, tomando nota de problemas a solucionar al día siguiente a primera hora. En la medida en que conseguía nuevos ingenieros sin experiencia que estuvieran dispuestos a vivir en las duras condiciones de la pampa se preocupaba de ellos y sus familias al igual que sus colegas ejecutivos, pero muchos de estos nuevos ingenieros emigraban a las minas de cobre en cuanto adquirían suficiente experiencia en Soquimich, que fué un valioso crisol para la minería de hoy.

 

Esos ingenieros ocupan hoy altos puestos tanto en Codelco como en la minería privada y recuerdan con gratitud y aprecio las oportunidades que les dió don Tomás.

 

 California 

Vesna, hermana menor de Mirka, también estudió en la Escuela Normal  e ingresó como profesora al cloegio de Chuquicamata. 

 

Con el tiempo conoció ahí a Carol Thames, marino retirado experto en calderas. Se casaron, formaron familia en Chuquicamata y luego se radicaron en California con sus dos hijas Jannet (3 hijos) y Kathy. 

 

Con los años llegó a California Antuko en 1962, hermano menor de Mirka casado en Chile con la antofagastina Mónica Yutronic con quienes tuvo dos hijas, Mónica y Jackelyn. Allá formó nuevamente familia con Mary, con quien tuvo a su hija Mirka.  Ahora es un próspero empresario en San Diego , visitando su familia en Chile con frecuencia. 

            

En 1978 nuestro país no se recuperaba aún de la desvastación económica que había significado la Unidad Popular. Tomás segundo, hijo de don Tomás, optó por seguir el mismo camino en 1979, formó familia en California con Lorry con quien tuvo a su único hijo Tommy. Se dedica al tema de  automatización con microelementos en ese estado. Siempre fue visitado y apoyado por Mirka y don Tomás. 

 

Hoy en día tenemos tres familias descendientes de estos chileno-croatas en California. 

Antuko Radman

Don Tomas, Mirka y sus tres hijos Vesna, Ana Maria y Tomás

Tomas Simunovic Radman

Mirka y Antuko Radman 

En matrimonio

ee Cristian Olea Simunovic
 y Fran Amengual en Chile

Mirka, Vesna

 y Antuka Radman Boric

Antuko Radman

Unidad Popular y Soquimich

 

Históricamente las salitreras fueron terreno fértil para los para los partidos de izquierda, existiendo fuertes sindicatos. La presencia de capitales extranjeros y ejecutivos norteamericanos, más la estructura segregada de los campamentos heredada de los ingleses, calzaba con la ideología de la lucha de clases aun cuando la realidad diaria es que mutuamente los unos necesitaban a los otros para subsistir.

 

Durante la Unidad Popular la marea de actividad política también llegó a la pampa. Históricamente, las salitreras habían sido algo así como un laboratorio experimental de lo que sucedería en el país. La productividad bajó por la falta de dólares para importar repuestos e incrementar artificialmente las dotaciones y remuneraciones con el fin de dar empleo y mantener el poder adquisitivo del personal, afectado por inflaciones de triple dígito. Los costos se distorsionaron al mantener un dólar bajo fijado por el Estado que hacía poco rentables las exportaciones. La depreciación, necesaria para reinvertir en la costosa maquinaria que se iba deteriorando por el uso, se esfumó absorbida por los gastos operacionales.

 

Por encargo del directorio viajó don Tomás a la Unión Soviética, mundo cerrado en aquel entonces para la sociedad occidental. Atravesó en ferrocarril los inmensos campos de trigo de Ucrania, conoció las magníficas instalaciones subterráneas del Metro de Moscú y San Petersburgo, avanzó aún mas allá hacia el este. Se admiró de la energía con que trabajaban las robustas mujeres rusas. Y buscó activamente nuevos equipos que supuestamente proveería la Unión Soviética con créditos blandos. Pero la realidad fué que no encontró equipos que compitieran con los estándares de calidad y productividad del occidente. Visualizó la dificultad de deber además adquirir repuestos de otras medidas , de otros estándares, que no fueran compatibles con la maquinaria existente. Lo mismo ocurrió con las locomotoras. Tampoco existían los prometidos créditos blandos. La tecnología era rústica, simple, no podia competir con la tecnología del mundo occidental. A la larga esta situación llevó a la quiebra a la Unión Soviética, desintegrandose y cayendo pacíficamente el Muro de Berlín. En Rusia pudo apreciar en la práctica el resultado de 60 años de revolución bolchevique en la cual murieron unos 39 millones de personas bajo la dictadura del proletariado liderada por Lenin y Stalin y basada en las ideas de Marx y Engels. Mientras tanto su familia de Chile intentaba en forma persistente pero infructuosa de ubicarle para que conociera que la salud de su mama Domica se estaba deteriorando. No había comunicaciones desde Rusia al occidente. Cuando finalmente llegó, los funerales ya se habían llevado a cabo.

 

Administrar las salitreras que generaba los dólares que escaseaban para importar alimentos era muy atractivo para esos partidos políticos que además visualizaban contar con seguros votantes entre los mas de veinte mil habitantes de los campamentos. La inflación subió hasta llegar a mil porciento. Escasearon los alimentos en las pulperías, los remedios en el hospital. Siendo las salitreras de todos o sea de nadie en particular, el ritmo de trabajo se deterioró, una plaga de reuniones ocupaba a dirigentes sindicales y ejecutivos. El estado intentó recuperar la producción perdida a través de más contrataciones artificiales y de visitas del Presidente Allende que pronució encendidos discursos voluntaristas al personal. Pero no hubo los tales conflictos de lucha de clases: había muchos años ya de cooperación conjunta entre ejecutivos y obreros, a la vez que mutuo aprecio y mutua dependencia. Los obreros no ganaban suficiente dinero para abandonar la empresa que les proporcionaba pan y techo, tampoco había trabajo en otros lugares. Mejor vivir en paz con poco dinero en su lugar de origen, donde no había gastos de movilización ni de escuelas y donde se podia vivir con modesto ropaje y dignidad.

 

Las salitreras fueron visitadas por ministros, diplomaticos, altos mandos militares, por Salvador Allende. Y por… el propio Fidel Castro, que se sintió tan a gusto que se quedó nada mas de una semana en María Elena y 24 días en Chile culminando con un discurso de 4 horas en el Estadio Nacional el 2 de diciembre de 1971. Esos largos discursos de Castro en la pampa, fumando puros, los partidos de básquetball, el explicar sus puntos de vista a los ejecutivos, fueron todas actividades que marcaron época en esas soledades. Todos estos personajes pasaron por la acogedora y amplia casa de don Tomás, que los valoraba como líderes históricos manteniéndose al margen de la discusión ideológica de la coyuntura histórica. El tenía claro que estaba en el campo de batalla de la Guerra Fría, situación que superaba lo que pudiera ocurrir en el contexto nacional.

 

El cariño de los obreros por don Tomás admiró a Fidel. En una oportunidad en un acto masivo en la plaza pública de María Elena don Tomás estaba presentando al líder cubano cundo los obreros comenzaron a corear “que se pare don Tomás”, aludiendo a la baja estatura de él frente al gigantón visitante.

            

Durante la UP se incendió la planta de yodo de Pedro de Valdivia, que proveia la mitad de los ingresos de Soquimich.  Aquí se vió su temple, capacidad y liderazgo. Don Tomás dirigió las faenas para contener el fuego, acrecentado por las grandes cantidades de parafina que utilizaba el proceso y por el fuerte viento de la costa. La familia estaba angustiada porque durante horas no se supo de él. Supuesto que los seguros pagaran, que se contara con los dólares requeridos, reponer los equipos dañados tomaría al menos un año. Don Tomás señaló al directorio en Santiago que él iba a reconstruir la planta en tres meses con su equipo de capataces y trabajadores y reutilizando materiales de chatarra excedente. Y lo cumplió, ya que conocía muy bien los materiales requeridos y la esencia del proceso. Enfrentar situaciones difíciles, de escasez de recursos, de urgencias no era novedad para quienes llegaron sin nada desde Croacia y para quienes trabajaban en las salitreras, acostumbrados a no recibir ayuda alguna por la lejanía y aislamiento de las plantas.

Mirka con Fidel Castro

Visitas y discursos de don Tomás en la pampa

Salvador Allende y su arenga en María Elena.

Pidió producir más, exportar más…
 Similar al propósito de Fidel Castro de lograr un millón de toneladas anuales de azúcar en Cuba, aquí la meta fueron 600 mil toneladas de salitre al año, pero no había dólares para repuestos ni inversiones. La meta no se logró.

Soquimich 1974

 

Vino ahora el tiempo de los generales. Su mision era sanear la empresa y eliminar al menos las pérdidas que arrastraba. Llegaron al directores nuevos, ejecutivos nuevos desde otras empresas fiscales, economistas, abogados.

 

La buenamoza Mirka que dos años atrás aparecía en las fotos del brazo del presidente Salvador Allende o de Fidel Castro en la pampa, ahora aparecía en las fotos del brazo del general Augusto Pinichet.

 

Don Tomás les recibió a todos en la pampa y les fué explicando sus secretos a quienes se interesaron, con la misma dedicación y paciencia con que se lo había explicado a los ejecutivos anteriores, ya que su interés no era ideológico sino la empresa y sus trabajadores. Así desfilaron por el norte interesantes personajes de actualidad, tal como había ocurrido en el regimen anterior. Las pérdidas se fueron reduciendo, los equipos se continuaron deteriorando y persistió la sensación de que había “algo en alguna parte” que descubrir, oportunidades que se estaban perdiendo para el país. 

 

Al mismo tiempo llegó una nueva amenaza en 1978: se acercaba el centenario de la Guerra del Pacífico, estábamos al borde de ser agredidos por Argentina y mientras tanto Perú realizaba amenazantes maniobras en nuestra frontera. Soquimich fué militarizada y su personal preparado para el conflicto que se avecinaba. La torre de vigilancia de la gran oficina salitrera Chacabuco, abandonada hacía años, había sido ocupada por militares que vigilaban a los reclusos politicos después de 1974. Pero ahora se observaban de nuevo vigilantes militares, cuyo perfil se recortaba desde lejos en el horizonte, esta vez porque Chacabuco se había transformado en un campamento defensivo del Ejército.

 

Con un equipo de trabajo de la Universidad Técnica Federico Santa María se concibió y ejecutó un plan para racionalizar las operaciones y dividir la empresa en varias filiales.

 

Pero el Estado ya había demostrado no poder llegar mas allá debido a que estaba fuertemente endeudado, debiendo pagar compensaciones a las empresas expropiadas con el fin de ser merecedor de confianza por parte de los inversionistas internacionales y también de obtener nuevos préstamos.

 

Había consenso de que se estaban perdiendo oportunidades comerciales de exportación, y que el Estado estaba orientado mas bien a extraer recursos de sus empresas, porque no los tenía, que a desarrollarlas.

 

Pasado el peligro de conflicto con Argentina y los paises vecinos, los generales decidieron vender la empresa que solo había aportado deudas e inflación en esos años, la cual persistía en niveles del orden de un enorme 30% anual.

 

Dirigentes sindicales argumentan con el General Augusto Pinochet.

Don Tomás acompañando al General Augusto Pinochet en un recorrido por las instalaciones de Soquimich en 1975.

Más visitas de Generales.

Ovserva Ana María Simunovic Radman en segundo plano.

Soquimich en 1978 y el capitalismo popular

 

La empresa tenía una fuerte deuda con sus trabajadores en terminos de años de servicios convenidos. Al igual que otras empresas fiscales endeudadas, con pérdidas y con potencial, canjeó esta deuda por acciones.

 

Así don Tomás pasó a ser un accionista no menor de Soquimich.

 

Y por distintas circunstancias don Julio Ponce Lerou pasó a dirigir sus destinos en representación de las acciones de los trabajadores. Su esposa, Verónica Pinochet, hija del general Augusto Pinochet, visitaba la pampa y trabó cordial amistad con Mirka.

 

Con los años la empresa logró ser sujeta de crédito en la medida en que fué racionalizando sus operaciones, generando utilidades y abriendo nuevos mercados. Julio Ponce, Eugenio Ponce, Fernando Porcile, Patricio Contesse, Hernán Solminiac y otros nuevos directivos se enfrascaros exitosamente en estos nuevos cambios, pese a la escasez de crédito, dando valor a esas riquezas que enterradas no servían a nadie y dándoles mayor valor comercial a través de nuevos procesos que aseguraron altos grados de pureza por ejemplo para la industria química del mundo desarrollado. Efectivamente al volver las salitreras a manos privadas, como había sido en los tiempos de Guggenheim y Anglo American, liberó fuerzas y capacidades de gestión que posicionaron al salitre y al yodo chilenos como renovado protagonista del mercado mundial.

 

Entonces fué nuevamente don Tomás quien les enseñó las operaciones, las oportunidades que ofrecía la minería no metálica, las necesidades urgentes de inversion para eliminar cuellos de botella e incrementar la producción. Estos nuevos directivos trajeron más inquietudes, pero ignoraban la forma de materializarlas. Don Tomás fué su fiel consejero, valorando las iniciativas partiendo por sustituir el sistema de palas eléctricas y vias férreas desplazables por cargadores frontales y camiones en la mina.

 

Año a año se fueron incrementando los resultados, consiguiendo crèditos y capitalizando la empresa, ingresando a nuevos mercados con nuevos productos derivados del salitre, desarrollando proyectos ahora en el Salar de Atacama. El tradicional campamento de Pedro de Valdivia se cerró, el personal remanente luego de las mecanizaciones y optimizaciones se reubicó en Antofagasta iniciandose el actual sistema de turnos 4 x 4.

 

Efectivamente en el Norte Grande “había algo en alguna parte”. Enormes riquezas escondidas que pudieron ser explotadas con la tranquilidad de largo plazo que dio el Estatuto Minero para las elevadas sumas de inversión requeridas, muchas de capital extranjero y con el decidido aporte de capital de sus propios trabajadores. El talento de la nueva generación de ejecutivos impulsó toda esta nueva oleada de iniciativas que llevaron a la actual prosperidad de Soquimich.

 

Mirka y Tomás atendiendo constantemente a visitas de alto rango.

 Los nietos, tan lejos y tan cerca


A estas alturas de la vida, su hija Vesna le había dado tres nietos varones (los hermanos Cristián, Tomás y Juan Francisco Olea), Ana María dos varones (Alex y Ronald Strodthoff) y una preciosa niña, Kristel Strodthoff. Por su parte  Tomás junior le dió a un nieto varón en California, Tomás tercero.

 

Cuando nació Alex, el primer nieto e hijo de Ana María, las prioridades de la bulliciosa vida social de Mirka fueron reemplazadas por su incondicional devoción de abuela. Acompaño a Ana María durante   meses en Viña del Mar y se  llevó por semanas a Alex a María Elena mientras Ana María completaba sus estudios. Ahora fue el turno de don Tomás de descubrir las alegrías de ser abuelo.

 

Los nietos fueron creciendo y viajando cada vez que se podía a María Elena, a 1700 km de Santiago. Allá sus abuelos los regaloneaban, los llenaban de regalos y entretenían teniendo acceso a situaciones que no eran accesibles para ellos en Santiago. El regreso de los niños a su hogar los hacía echar mucho de menos a sus cariñosos y carismáticos abuelos. Y los nietos sentían que su abuelo era algo así como un poderoso líder ya que era el jefe máximo en la pampa y todo dependía de él. La influencia de Mirka era tal que si los nietos querían andar por ejemplo en tren, éste se detendría unos minutos para que ellos subieran a la cabina del maquinista.

 

Conocieron la pampa, aprendieron a nadar, a cazar matapiojos, a jugar pool, a lanzarse de la colina en bicicleta, a nadar major en la piscina que mandó a construir don Tomás aprovechando un viejo cachucho de caliche, aprendieron a manejar una camioneta cuando la sencilla pista de aterrizaje de María Elena permitía todo tipo de arriesgadas maniobras marcha adelante y marcha atrás. Trabaron amistad con los jardineros como por ejemplo el fiel jardinero “negro Muñoz”, vigilantes como el cariñoso Pedrito Véliz, choferes como Barraza y personal que se preocupaba discretamente de ellos, sin que lo notaran.

 

Mirka y Tomás vieron llenarse de alegría su hogar que había quedado tan vacío muchos años atrás cuando sus propios hijos partieron a estudiar a Santiago.Y los nietos siempre sintieron cerca a su abuelo que vivía tan lejos pero se preocupaba mucho de ellos y los estaba siempre esperando. Y mientras avanzaban en la vida, su orgullo de tener un abuelo así fué creciendo.

Kristel Strodthoff Simunovic, unica nieta mujer.

Kristel  Strodthoff Simunovic y Juan Francisco Olea Simunovic

En Maria Elena.

Completando sus 50 años de Carrera

 

Los primeros 45 años de constante tension e intenso trabajo pasaron la cuenta: fueron 5 bypass cardíacos. La familia se preocupó al ver que pese a lo ocurrido los hechos seguían demandando un fuerte ritmo de trabajo y frecuentes viajes a Santiago y al extranjero. Los nietos crecían en Santiago participando cada vez en mas actividades y teniendo cada vez menos tiempo para visitar a sus abuelos.

 

Así la familia lo convenció de acogerse a retiro al cumplir los 50 años de servicio.

 

Las despedidas duraron meses, el cariño demostrado por quienes le conocieron fué mucho.

 

Y la empresa se aseguró de continuar contando con sus conocimientos nombrándolo director de la filial eléctrica, con base en Santiago.

 

Todos los nietos hacia 1995

Aventuras en la Carretera Austral con los nietos en 1996

Los valores de don Tomás en la práctica.

 

Muchas personas son encantadoras y manifiestan ser trabajadoras y llenas de buenas intenciones.

 

Sin embargo todos tomamos decisiones personales, familiares y de trabajo en el día a día que tienen costo personal e implican descartar algunas opciones para tomar otras. Estas decisiones revelan nuestros verdaderos valores.

 

Don Tomás apreció siempre a Chile, a su empresa y a los trabajadores de la pampa por las oportunidades que le brindaron, y que supo aprovechar. Atesoró conocimiento teórico y práctico sin jactarse nunca de sus capacidades, sino más bien ayudando, reconociendo los talentos y capacidades de los demás. Reconocía la insignificancia del ser humano en el universo, la existencia de misterios inescrutables para la humanidad, y como buen católico croata  creía en la existencia de otra vida. Aquí demostró siempre humildad y gratitud.

 

Quienes necesitaban ayuda la encontraron en él: otra casa porque la actual que proveia la empresa había quedado estrecha; dinero sin devolución; trabajo; opciones de salud; transporte en las emergencias familiares; conocimientos; cultura en particular con sus amplios conocimientos de historia universal; trato cercano y cordial para quienes sufrían soledad; prácticas industriales para los estudiantes incluyendo alojamiento; apoyo a programas culturales y de entretención. Los jóvenes de la familia que se aventuraban a viajar a paises vecinos solían recibir como regalo de don Tomás no pocos de los escasos dólares de ese tiempo.Garzones y personal de servicio en hoteles, transporte, limpieza recibieron siempre propinas inusuales de su parte. A Nona, la mama de su esposa Mirka, la recibió en su casa para el resto de su vida después de enviudar, primero en María Elena y luego en Santiago. A sus hijas e hijo los ayudó a establecerse.El valor generosidad se manifestaba con fuerza en su persona, siendo a la vez duro en exigir el cumplimiento del deber.

 

Además de alternar con autoridades, diplomáticos y altos ejecutivos, disfrutaba el trato directo con los trabajadores, con quienes hablaba en el lenguaje rudo y “acampado” de los verdaderos mineros y trabajadores del desierto. También el trato con jóvenes y niños, incluyendo el inventar panoramas, dura pero justa,  entretenidos con sus propios nietos a quienes escuchaba divertido. En su manera de ser estuvieron siempre muy presentes los valores empatía y respeto.

 

Por todos estos valores, don Tomás fué una persona respetada, dura pero justa, cuyas decisiones y órdenes eran ejecutadas cabalmente, y muy querida ya que estuvo siempre con su gente, la entendió y se preocupó de sus necesidades.

 

 Nueva vida en Santiago

 

Por seguridad, Mirka y Tomás no se instalaron en la casa que poseian en Santiago, sino en un nuevo y amplio departamento al costado del Parque Arauco, cerca de sus hijas y nietos que ahora podían disfrutar de su compañía.  Dejó de manejar.

 

Así perdió en parte su libertad de desplazarse.

 

Por la distancia, se alejó gradualmente también a sus conocidos cercanos del norte grande.

 

Pocos años después la vida de la pampa siguió pasándole la cuenta: un inicio de cancer a la piel por los años de exposición al inclemente sol en la mina, un marcapasos porque su corazón estaba fallando nuevamente. Aquí ya comentaba alegremente y con mucha filosofía que estaba viviendo “de yapa”.

 

La familia, preocupada nuevamente, le convenció ahora de dar término definitive a sus viajes a las Casas de Fuerza del norte. Seguro que para él fué una gran pena acoger el consejo de sus hijas y de aceptar que su intensa vida laboral había concluido.

 

Mas aún, asumió también el consejo de no manejar en Santiago ya que tras tantos años de desplazarse a toda velocidad por los ásperos caminos del norte, el tráfico de Santiago no le acomodaba.  Generoso a la vez que práctico como siempre, regaló entonces su Peugeot petrolero a su nieto mayor.

 

Nuevamente demostró su extraordinaria flexibilidad al trabar amistad con los vecinos interesantes de su edificio junto a Mirka y realizar entretenidos viajes con ellos. Conversaba con los jardineros, con los conserjes, paseaba por el Parque Araucano. Recibía con los brazos abiertos las breves visitas de sus ocupados nietos. Se ejercitaba físicamente a diario manteniéndose fuerte y vivaz.

 

Justo el día en que cumplieron 54 años de matrimonio con Mirka, coincidente con el cumpleaños de ella y después de pasar una grata velada en la casa de su hija Ana María, su metabolismo falló; después se estableció que fue una peligrosa pancreatitis. Pese a una cirugía intentando salvarle, en pocos días abandonó con plena entereza este mundo, dejando sola a su gran amor, su querida Mirka. Ella nunca fue la misma después.

 

A su funeral asistieron numerosos pampinos ya retirados residentes en Santiago, y algunas personas del norte pese a la gran distancia y al tiempo requerido.

 

Hoy la pampa le recuerda ya que el Centro de Capacitación de María Elena, y el court de tenis, llevan su nombre pese a que las nuevas generaciones ignoran quien fué don Tomás y cual fué su contribución. Gracias a él  y a toda una generación de fuerte mística se salvo a Soquimich todo tipo de dificultades en todo tipo de circunstancias en los años en que gran parte de las empresas chilenas dejó de ser viable.

 

Una herencia humana para Soquimich y la familia

Transcurren los años. La familia visita periódicamente el lugar donde yacen los restos de don Tomás en un sereno rincón del Parque del Recuerdo, lleno de flores y al lado de una fuente de agua cuyo sonido le hipnotizaba como cuando escuchaba llover en sus alejados viajes al sur. Su Mirka y  su familia le recuerdan con nostalgia y cariño, pensando en el privilegio que fue tenerle. Recordarle es pensar en su calidez personal y su sabiduría de vida que tanta falta hace ahora. Su lugar de descanso eterno tal vez debió estar bajo el luminoso cielo del norte, donde enseñó a sus hijas e hijo a leer las estrellas.

 

Para la familia son relevantes la humildad, generosidad  de don Tomás. Su inteligencia, flexibilidad y empatía le llevaron siempre a interesarse por las personas de todos los niveles jerárquicos indistintamente, prefiriendo siempre preguntar y escuchar mas que narrar su impresionante bagaje de experiencias. El sigue viviendo ahora en la persona de sus nietos.

 

Para el ambiente salitrero, con el que se identifica toda la vida de don Tomás, es relevante también su capacidad de adaptación partiendo por integrarse a un pais desconocido en un idioma desconocido, destacarse en los estudios pese a sus escasos recursos, y desarrollar una  carrera estable en un mundo tremendamente inestable como fué el Chile de 1942-1997. Su conocimiento técnico y operativo, su cercanía al personal, su capacidad para captar lo relevante y llevarlo a la acción, fueron muy importantes para conducir las operaciones de Soquimich y facilitar a la generación posterior llevarlas al al lugar destacado que ocupa la empresa hoy.

 

 

A los jóvenes que recién comienzan.

 

Si el inicio de su vida familiar y profesional les parece difícil y en lo económico todo se ve tan caro, especialmente las propiedades, no pareciendo haber esperanza de salir adelante, tengan presente la historia de este pequeño niño Tomás que, salvando a duras penas de difteria en alta mar, llegó a un país extraño sin nada con su madre y un hermano, reencontrandose con su padre al que casi no conocía. Tengan también presente que se educó apoyandose en ordeñar burras en los cerros de Antofagasta y en repartir el pan que le robaban los hampones.

 

El no se refugió en un mundo cómodo: el caliche que contiene al salitre es un mineral no metálico único en el mundo. Su minería es cambiante dependiendo de la zona que se esté explotando, por lo que cada día se presentan problemas técnicos  desconocidos de toda índole que hay que resolver sin ayuda de otra parte del mundo.

 

Los jóvenes deben tener en cuenta que “siempre el pasto está mas verde en otro lugar”, refiriendose a las oportunidades económicas y profesionales que les llevan a decidir cambiar de trabajo. Las empresas deben comprender también que ellas pueden construir un lugar de trabajo irresistible como hizo Anglo Lautaro. Ambas partes, empresa y jóvenes, pueden encantarse mutuamente como lo demuestra esta feliz historia de 50 años de salitre.

 

La vida de don Tomás Simunovic, llena de dificultades en un país turbulento nos muestra que siempre hay esperanza y futuro para la gente honesta que se esfuerza más que los demás, resiste climas adversos y ambientes adversos más que los demás, que se interesa por la cultura y la tecnología más que las demás, que ve no solo los problemas sino también un horizonte con oportunidades más allá que los demás, que ahorra y resiste la tentación de gastos superfluos más que los demás, que no pierde el valioso tiempo que los demás derrochan.

 

Tengan presente también la situación privilegiada de ustedes, que siempre han tenido el apoyo de su familia y red de amistades en Chile y que han recibido de ella la mejor educación que merecen. Don Tomás no tuvo todo ésto y sin embargo formó una hermosa familia, educó a sus hijos en los mejores colegios, llegó a los más altos cargos en una empresa históricamente relevante para Chile, y tuvo la sabiduría de enseñar y agradecer siempre a la tierra que lo acogió y a la gente sencilla del norte que colaboró lealmente con él.

            

Prepararon esta reseña:
Ana María Simunovic Radman y su esposo Guillermo Strodthoff con la colaboración de toda su familia y en especial de su querido hermano Jure que falleció poco después.
Mayo de 2015.


Un viaje (al pasado inolvidable) a María Elena, Pedro de Valdivia, J.F. Vergara y Coya Sur

Para celebrar sus Bodas de Oro, el matrimonio de Guillermo Strodthoff y Ana María Simunovic Radman, realizó recientemente un inolvidable viaje al pasado junto a sus hijos, nueras, yerno, y nietos (as); 17 viajeros en total. Ambos se conocieron en la Oficina Salitrera María Elena, cuando Guillermo llegó a realizar su práctica profesional. Allí nació el amor en cientos de actividades, intensas y animadas competencias deportiva (Ana María fue campeona nacional de natación) y los inolvidables malones en el Rancho 4 y casas del grupo de amigos de toda la vida de María Elena y Pedro de Valdivia. Y, fue en una de esas animadas fiestas del legendario Grupo Juvenil Fina’o, donde comenzó un pololeo que duró cuatro años y que terminó en un matrimonio que hoy celebra sus Bodas de Oro.


Ana María Simunovic

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El día viernes 28 de febrero, Pedro de Valdivia recibió una visita muy especial: Ana María Simunovic, hija de Tomás Simunovic, quien fue el primer administrador de la localidad durante el auge del salitre en Pedro de Valdivia y María Elena.
Gracias a un regalo de parte de sus hijos, Ana María pudo regresar, acompañada de su esposo, Guillermo Strodthoff y su familia, a la salitrera que la vio nacer, un lugar lleno de recuerdos entrañables para ella, donde también conoció al amor de su vida. 
Te invitamos a ver este video para conocer más sobre su linda historia.